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¿Qué es y cómo afecta al consumidor la crisis de los semiconductores?

La planta de componentes de Seat en el Prat cerrará tres semanas por la crisis de los semiconductores

La planta de componentes de Seat en el Prat cerrará tres semanas por la crisis de los semiconductoresACN

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Las compañías de automoción, los fabricantes de electrodomésticos y cualquier otro sector industrial cuya producción dependa en mayor o menor medida de los semiconductores también se están viendo profundamente lastrados por la escasez de semiconductores. Fábricas de vehículos se han visto obligadas a reducir o reestructurar su producción, Apple tuvo que escalonar el lanzamiento de su iPhone y las últimas consolas Xbox y PlayStation no pudieron satisfacer la demanda.

¿Qué es un semiconductor?

Es un material que bajo unas determinadas circunstancias permite el paso de corriente eléctrica, mientras que si se dan otras diferentes impide esa trasmisión de corriente eléctrica y actúa como un aislante. Sin embargo, cuando hablamos de semiconductores de una forma más coloquial y referida al mundo del automóvil (y de la electrónica en general), nos estamos refiriendo a esa serie de "chips” y elementos que nos encontramos en una placa electrónica y que efectivamente, para su fabricación se emplean materiales semiconductores como puede ser el silicio.

Se utilizan en más aparatos de los que creemos: lavadoras, frigoríficos, hornos programables, teléfonos móviles, televisores, ordenadores, equipos médicos, coches, tarjetas de crédito, chips para identificar mascotas, etcétera. Un automóvil contiene, de media, unos 100 chips.

Los dispositivos semiconductores están hechos de materiales del mismo nombre, que se denominan así porque pueden conducir o aislar la electricidad, según las condiciones ambientales. El silicio es el material semiconductor más utilizado para fabricar microchips por su precio y ventajas, aunque existen otros como el germanio o el azufre. La importancia de los dispositivos semiconductores ha hecho de la producción del silicio y el resto de estos materiales un campo de competición geopolítica. Pese a no tener ninguna empresa entre las principales desarrolladoras de chips, China es el primer productor de silicio, con 7,5 más veces producción que Rusia, tercera en la lista detrás de Noruega, y catorce más que Estados Unidos, cuarto productor mundial.

¿Cuáles son las causas de la crisis?

La pandemia aceleró la demanda de estos elementos, ya que el teletrabajo obligó a mejorar las redes de los operadores, las domésticas o el número de ordenadores en las casas. Además, al pasar más tiempo en casa los consumidores han adquirido más dispositivos relacionados con el ocio: tablets, consolas, electrodomésticos nuevos...

El mercado del PC refleja con claridad esta tendencia, por lo que podemos recurrir a él para ilustrar el impacto que tuvo el incremento de la demanda originado por la pandemia justo a partir de marzo del año pasado. Según la consultora IDC durante el primer trimestre de 2021 el mercado global del PC ha crecido un 55% si lo comparamos con el mismo periodo del año anterior.

Por otro lado, el despliegue de las nuevas tecnologías que requieren circuitos integrados avanzados, como son la implantación de las redes 5G o la puesta en marcha de nuevos centros de datos concebidos para soportar los servicios en la nube, entre otras opciones, también ha tenido un impacto muy profundo en el incremento de la demanda de chips de alta integración.

Además, el conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha infligido sanciones al gigante asiático y ha desencadenado un cruce de aranceles y bloqueos entre ambos países. No obstante, claramente el más perjudicado ha sido China debido a que algunos de sus fabricantes de chips utilizan tecnologías de origen estadounidense, lo que ha provocado que su capacidad de producción de circuitos integrados se resienta. Huawei, por ejemplo, realizó un gran pedido para acumular una reserva de chips antes de que las restricciones comerciales de Estados Unidos le impidieran pedir más.

El incremento de la incidencia del covid durante el 2021 en países fabricantes como Taiwán y Corea del Sur (donde se producen el 83% de los chips para procesadores y el 70% de los de memoria) , ha obligado a paralizar fábricas por falta de personal.

Ante la situación, los fabricantes de circuitos integrados prioricen la producción de aquellos chips que les proporcionan más beneficios, que habitualmente son los más avanzados debido a que tienen un precio de comercialización más alto. Y esta filosofía ha tenido un impacto negativo en la producción de los circuitos integrados para industrias tan demandantes como la automoción o los electrodomésticos, entre otras. AutoForecast Solutions cifra en 8,21 millones los vehículos, contando turismos, camiones, autobuses y motocicletas, que se han dejado de producir este 2021, con la previsión de alcanzar las 9,43 millones a finales de año. Por este motivo, Estados Unidos, Alemania y Japón, que son los tres países que más coches fabrican, presionen a los fabricantes de semiconductores asiáticos, y especialmente a TSMC y Samsung, para que den prioridad a la producción de los chips que requiere la industria del automóvil.

Algunos de los damnificados por la presión de la industria del automóvil son los fabricantes de smartphones y ordenadores, lo que coloca a los productores de semiconductores en la tesitura de establecer unas cuotas de fabricación que dejen a todos sus clientes satisfechos, algo que a tenor de las circunstancias parece muy difícil cumplir.

Soluciones: no a corto plazo

La solución parece fácil: abrir más fábricas de semiconductores para cubrir la demanda. Pero una fábrica de chips de vanguardia tarda unos cuatro años en estar plenamente operativa. Y lógicamente, requiere una inversión de millones de euros y personal muy cualificado. Se estima que la fábrica más básica cuesta unos 15.000 millones de euros. 

Algunos expertos aseguran que las fábricas tendrán que esperar un año más para volver a producir como antes, aunque otros economistas creen que hasta 2023 no se recuperarán los niveles de producción de antes de la pandemia. En ese sentido, es posible que el precio de los móviles y ordenadores suba en los próximos meses o que haya que apuntarse a una lista de espera para comprarse la última videoconsola. 

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