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El doctor Joan Manuel Serrat hizo un repaso tierno e irónico de su brillante trayectoria en su discurso de investidura honoris causa por la UdL. Destacó que tiene la suerte de ganarse la vida con lo que le gusta y además, siempre le dan mesa en los restaurantes.

Más nervioso le puso el birrete de doctor, porque estaba pendiente de que no se le cayera hasta el punto de que el rector le autorizó a quitárselo ante la sorpresa de Serrat, que comentó que si hasta para eso tenía que pedir permiso. Y mantuvo el tono informal para decir que se saltaba párrafos del discurso que ya había dicho su madrina de investidura. El Auditori, marco de la ceremonia, estaba a tope y también se detectó más vigilancia policial de lo habitual y es que el rector no quería problemas con sus críticos.

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