Nueva crisis diplomática entre Venezuela y España

El ministerio de Exteriores español convocó ayer al embajador de Venezuela en España, Mario Isea, en protesta por las palabras que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dirigió la madrugada del jueves al viernes al jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, al que llamó “bandido” y “protector de delincuentes y asesinos”.

Maduro hizo estas acusaciones después de que Rajoy pidiera “justicia, derechos humanos y libertad para los presos políticos venezolanos”, al cumplirse tres años del encarcelamiento del líder opositor Leopoldo López.

La convocatoria a un embajador es una herramienta de protesta diplomática que se emplea para trasladar de manera formal el malestar del país que se considera ofendido por otro. En la escala de protestas diplomáticas, es el nivel anterior a la llamada a consultas (retirada temporal) del embajador de la nación agraviada.

Los desencuentros se suceden desde la jornada posterior a las elecciones que ganó Maduro en abril de 2013. El presidente electo se sintió entonces profundamente ofendido cuando el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, no reconoció inmediatamente su victoria ante unos resultados ajustados que la oposición cuestionaba pidiendo un recuento de voto.

El comentario de Rajoy y la réplica de Maduro tuvieron lugar lugar además el mismo día en que los expresidentes Felipe González y José María Aznar pidieran que la Organización de Estados Americanos (OEA) tome medidas en Venezuela por el deterioro de la democracia en el país.

Por su parte, el padre de Leopoldo López invitó al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, a visitar ese país para que “vea las condiciones” de la gente que vive allí que, según ha explicado, está “sufriendo”.

Mientras, un grupo de diputados del partido opositor venezolano Primero Justicia (PJ) cortó ayer el paso por la principal autopista caraqueña para pedir que se celebren elecciones regionales este año.