ARQUEOLOGÍA
Descubren rutas de más de 400 km recorridas por grupos nómadas en el Pirineo hace 16.000 años gracias al estudio del sílex
Un estudio en 20 yacimientos detecta itinerarios y canje de objetos. Excavan en Alòs un asentamiento de 16.000 años

Algunos estratos fueron ocupados hace 16.000 años. - E.B.D.
“Los materiales líticos indican la movilidad, y esta no era hacia el sur. Eran grupos pirenaicos, que vivían en el Pirineo”, explica Marta Sánchez, doctora y profesora de Historia de la Universitat de Barcelona y una de las directoras de la excavación de de la Cova del Parco de Alòs de Balaguer.
Los restos hallados en ese abrigo rupestre, situado a 420 metros de altitud y 120 por encima del cauce del Segre, y su conexión con otros veinte de Lleida, como Fontllonga y Castelltallat, Aragón (La Muela, al sur del Ebro), Euskadi y Francia, como Chalosse (cerca de Burdeos) y Montgaillard (junto a Lourdes), han permitido documentar la existencia de rutas a través del Pirineo y por el valle del Ebro que llegaban a superar los 400 kilómetros de distancia y que los pobladores de hace 16.000 años recorrían a pie, en grupos de nómadas que subsistían como cazadores y recolectores.

La Cova del Parco es troba 120 metres per sobre del riu Segre. - E.B.D.
“Van cruzando el Pirineo porque forma parte de su territorio. No era una frontera”, añade la investigadora, cuyos trabajos documentan los contactos de los “grupos culturales” asentados en las mitades oriental y occidental de la cordillera en el periodo magdaleniense, hace entre 16.000 y 10.000 años, al final de las glaciaciones. “Mi teoría es que se trata de un mismo grupo que se mueve a los dos lados del Pirineo”, anota sobre lo que hoy es Lleida.
Uno de los principales puntos de paso de la cordillera se situaba en Prats i Sansor, en Montlleó, cuyo yacimiento revela un área de encuentro de grupos. Localizado en el Coll de Saig, a 1.144 metros de altitud, era uno de los pasos más apropiados para atravesar la cordillera, transitable pese a la extensión de los glaciares en aquella época.

La distància de les zones d’origen del sílex arriba a passar de 400 km.
El proyecto investigativo, bautizado como Spegeochert y financiado por el Consejo Europeo de Investigación, ha documentado mediante el estudio de los restos de sílex hallados en los yacimientos la existencia de esas rutas, y la movilidad que se desarrollaba a través de ellas en el tramo final de la edad de hielo y del intercambio de objetos que se daba cuando contactaban grupos distintos (no ha llegado a constatarse la existencia de comercio como tal).
“El sílex no es demasiado frecuente en la península, está en áreas concretas”, señala Sánchez, y eso permite investigar su origen geológico, es decir, documentar su procedencia mediante análisis químicos y datarlo con pruebas de carbono 14 y con el estudio de los fósiles que lleva adheridos.
En el caso de la Cova del Parco de Alòs, donde las excavaciones comenzaron en 1987, se han detectado 534 restos de sílex cercanos, de la zona de Tremp (Castelltallat y de Alberola) y de la cuenca media del Ebro (Lanaja, Pallaruelo y Bujaraloz-Sariñena), y otros 509 procedentes de la primera de esas localizaciones. Otras 33 muestras se identifican como originarias de Montgaillard y Montsaunès, en Francia, 39 más del centro-sur de los Pirineos y 11 herramientas de sílex, de Chalosse (las Landas).
Faltan trabajos para “definir la territorialidad”
Los trabajos han detectado “muestras” líticas que “no encajan” con las zonas de origen documentadas, lo que indica que los pobladores prehistóricos del Pirineo frecuentaron localizaciones “aún no evaluadas”, apunta la historiadora Marta Sánchez, quien señala la importancia de “futuros estudios” para “identificar con precisión la territorialidad” de estos nómadas.