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La campaña de la fruta cuesta al sector 188 millones y emplea 23.000 personas

Ocupa al 12% de los trabajadores en las comarcas de Ponent en los meses de verano

Un grupo de trabajadores del campo, esta semana en una finca en Albatàrrec.

Un grupo de trabajadores del campo, esta semana en una finca en Albatàrrec.EDGAR ALDANA

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La campaña de la fruta representa en Lleida prácticamente doce de cada cien empleos en las comarcas de Ponent en los meses de verano y supone un desembolso de unos 188 millones de euros para agricultores y centrales en salarios, Seguridad Social e IRPF de estos trabajadores. Estas cifras dan idea de la importancia laboral.

La economía de Lleida tiene en el sector agroalimentario uno de sus puntales y el frutícola es uno de los más reconocidos. En plena campaña de la fruta, puede llegar a representar en la provincia del orden de doce de cada cien trabajadores por cuenta ajena (personas contratadas sin tener en cuenta los propios agricultores). El año pasado en el mes de agosto, cuando se registra la punta de contratación en el campo, había cotizando en el sector agrario de la Seguridad Social 16.860 trabajadores, cuando en el régimen general había 137.683 personas afiliadas. Hay que tener en cuenta la posibilidad de que muchos trabajadores en casos de centrales frutícolas se encuadren en otros sectores.

De hecho, tanto las administraciones como las organizaciones agrarias y sindicatos de trabajadores calculan que la fruta, desde la finca hasta la salida ya envasada para su comercialización, necesita del orden de unas 22.000 a 23.000 personas de media a lo largo de la campaña, que se puede considerar que empieza el 1 de mayo con las labores de aclarado y concluye el 1 de octubre. Hablamos también de fechas estimativas, porque las zonas tempranas pueden avanzar el inicio y las frutas tardías, como la manzana Pink Lady, requieren de empleo más allá de la fecha que se da por concluida en general.

El pasado mes de julio se firmó el convenio del campo, que sitúa en 6,30 euros el salario por hora

Con estas cifras promedio y según un estudio de Asaja Lleida, el desembolso de los productores y de las centrales frutícolas en salarios, Seguridad Social e Impuesto sobre la Renta se eleva en la provincia a los 188 millones de euros. El grueso se lo llevan los salarios, con más de un millón de euros diario, hasta superar los 138 millones por los 130 días de trabajo. La Seguridad Social, por su parte, se embolsa otros 37 millones en concepto de Seguridad Social, mientras el Fisco ingresa otros más de 12,5 millones de euros por IRPF. Los productores, además, deben pagar, según el estudio de Asaja, 22 euros por el concepto de “seguro convenio”. teniendo en cuenta del orden de 2.500 fruticultores a tenor del informe, estamos hablando de 55.000 euros adicionales.

Pero estos son siempre promedios porque los trabajadores de temporada en la fruta, como los agricultores también miran los árboles y al cielo para ver su futuro. En casos de grandes cosechas, como la temporada pasada, se estima que las necesidades de mano de obra se elevaron a 27.000 personas. Este año, la caída de la producción ha reducido el empleo, a lo que se ha sumado los estragos del pedrisco en algunos puntos, como Alcarràs. De hecho, UGT estima que este año se habrán podido perder unos 2.000 empleos sobre un año normal. Podría ser que este año la contratación cayera incluso a poco más de 20.000 trabajadores.

En este contexto de baja producción, retraso de la cosecha por razones meteorológicas y una demanda que se traduce en falta de estocs en las cámaras, la campaña en términos laborales está discurriendo en calma. Hay menos trabajadores que otros años pero de acuerdo a las necesidades.

De hecho, entre el 70 y el 80% de las cuadrillas que tienen los agricultores para recoger fruta son personas que van a las fincas año tras año. Es decir, que solo se necesitaría una parte de personal nuevo. Pero, por ejemplo, Unió de Pagesos y JARC-COAG alertan que se están volviendo a dar situaciones en las que otros sectores están tirando de empleados que en los últimos años venían a trabajar en el campo. En los momentos más duros de la crisis económica, fueron muchos los que buscaron en la fruta una salida al paro. Hoy, con la recuperación, industria o servicios están “recuperando” personal atraído por mejores salarios que había buscado su futuro en el campo. UGT apunta que con la firma en julio del convenio del campo, que elevó el salario por hora de los temporeros de 6,18 a 6.30 euros, un peón tendría un salario bruto anual de unos 11.450 euros, lejos de ser mileurista. Su objetivo es poder empezar a negociar el acuerdo laboral para el próximo año en septiembre, para que esté en vigor al inicio de campaña. Además, mantiene los alojamientos en su punto de mira. Apuesta por una mesa de Administraciones y partidos que pueda establecer ayudas para que ayuntamientos y payeses tengan recursos para volver a invertir en ellos. Desde que desaparecieron en 2012, asegura que no ha habido inversiones por razones económicas, asume, en un contexto de recortes presupuestarios y de malos precios de la fruta. Pero considera que la situación ha de dar cambiar.

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