El sector ovino de Lleida alerta que la cabaña ha caído un 60% desde que comenzó el siglo

El sector del ovino lleva años viviendo su particular travesía en el desierto, una crisis de producción y de precios que no consigue remontar y que lleva al sector a lanzar la voz de alarma. El presidente de la Federació d’Entitats Catalanes de Ramaders d’Oví i Cabrum (FECOC), Francesc Batalla, afirma que “hemos perdido el 60% de los animales desde que ha comenzado el siglo”. Según sus palabras, la realidad es mucho más grave de lo que apuntan las encuestas ganaderas que elabora la conselleria de Agricultura, que contabiliza todo tipo de animales. Batalla insiste en que “nos tenemos que fijar en el número de reproductoras”. La última encuesta de la Generalitat cifra en 136.032 las ovejas que ya han parido, mientras que las que aún no lo han hecho se sitúan en 20.327.

A la hora de explicar la situación del sector, Batalla apunta a los precios del mercado. Asegura que este año se ha dado una situación paradógica que nunca había visto, remarcando que los precios reales al productor prácticamente no se han movido entre los meses de agosto y la fiesta de Reyes, precisamente un momento de baja oferta en el mercado y que, por ello, suele venir acompañada de repuntes en las cotizaciones. Alude a la posibilidad de que se estén dando movimientos especulativos en el mercado.

Por ello, pidió la creación de un observatorio de precios. La Generalitat ya ha puesto en marcha un instrumento de estas características para el sector de la fruta dulce, que vive una gran crisis. En opinión de la FECOC, el Observatorio debería poder analizar la evolución de los mercados y lonjas.

En este contexto, no es extraño, como afirma la organización patronal del sector, que las explotaciones de ovino carezcan en buena medida de relevo generacional que garantice su futuro.

La identificación del origen de la carne, clave para los ganaderos Una de las luchas del sector productor de ovino catalán es que el consumidor sea exigente con la carne que compra. La FECOC se refiere con estas palabras al hecho de que debe pedir en los puntos de venta conocer de dónde es la carne que está comprando, insistiendo en que la carne catalana es sinónimo de calidad. La Federació d’Entitats Catalanes de Ramaders d’Oví i Cabrum pide mejoras en el etiquetado de la carne. Los animales que se sacrifican en el mercado local suelen tener entre 10 y 13 kilos -canal, frente a los 20 o incluso 22 que tienen en especial los de importación. Se trata de dos calidades de carne muy diferente. En esta línea, Francesc Batalla se lamenta de que en muchas ocasiones solo elige el producto en función del precio, cuando en lo que se debería fijar, dice, es en dónde ha nacido, dónde se ha criado y dónde se ha sacrificado el animal, como debe recoger el etiquetado del producto.