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AGRICULTURA CEREALES

El sector del cereal aparca el cultivo del trigo por otros más rentables

Al ofrecer mejores condiciones para una segunda cosecha de maíz y más rentabilidad || Plantaciones afectadas por las lluvias de septiembre siguen sin recolectarse

Imagen de un campo de cebada en la comarca de la Segarra.

Imagen de un campo de cebada en la comarca de la Segarra.SEGRE

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La tendencia en cultivos de cereales está cambiando entre los agricultores leridanos. Según los últimos datos publicados por el departament de Agricultura de la Generalitat, la superficie cultivada de trigo en 2018 en la provincia fue de 45.100 hectáreas (ha), un 1,51% menos que en 2017, cuando se alcanzaron las 45.749 ha. No obstante, si se compara con el dato de 2011 (53.839 ha), el descenso es aún mayor: un 16,23%. Esto determina que el cambio se produce desde hace ya unos años. Uno de los motivos de esta caída es que los agricultores están dejando de lado el cultivo tradicional de trigo, y optan, sobre todo, por la cebada. Según el responsable de cereales de Unió de Pagesos, Santi Caudevila, la cebada beneficia al productor porque su cultivo es tres semanas más corto que el de trigo. Este margen es “primordial” para la maduración y estabilidad de una segunda cosecha, principalmente de maíz, según Caudevila. De esta manera, los productores se aseguran con mayor certeza el éxito de esta cosecha. Asimismo, las toneladas de trigo producido también cayeron en 2018 respecto a las obtenidas en 2017. En concreto un 9,71% menos. Según Caudevila, la reducción se debe a que no hizo suficiente frío durante los meses de octubre, noviembre y diciembre y “esto afectó a la calidad del trigo”. En producción, la caída también es mayor comparando datos de 2018 con 2011. En concreto, el año pasado se produjo un 30,86% menos que en 2011.

Respecto a la progresión del total de hectáreas y de toneladas cosechadas de trigo en la provincia de Lleida de 2015 a 2018, las cifras también indican una disminución paulatina. Como posible causa, Caudevila apuntó a las elevadas temperaturas de mayo y junio de estos últimos años. “El trigo necesita temperaturas moderadas para su maduración adecuada. Unas altas temperaturas hace que el trigo acabe su vida antes y migre, es decir, madure demasiado pronto y se pudra”, añadió. Esto comporta una reducción de las hectáreas cultivadas y también del trigo cosechado.

La extensión de terreno cultivado de trigo ha disminuido un 1,51% en 2018, respecto a 2017

Sobre el maíz, cabe recordar que plantaciones leridanas de este cereal llevan desde octubre sin poder recolectarse. La abundantes lluvias y tormentas de septiembre embarraron el terreno y lo hicieron inaccesible para la cosecha. No obstante, el propio Caudevila ya comentó que uno de los beneficiados de estas lluvias fue la colza, por la humedad y la salazón que les aportaron.

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