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Lleida ha perdido 2.200 agricultores en diez años

El campo aporta el 10% de la riqueza de la provincia || La tasa se duplica si se tiene en cuenta la industria agroalimentaria

La cabecera de la manifestación, con decenas de tractores al fondo, a punto de entrar en la plaza Sant Joan.

La cabecera de la manifestación, con decenas de tractores al fondo, a punto de entrar en la plaza Sant Joan.MAGDALENA ALTISENT

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El sector agrario representa uno de los pilares de la economía de Lleida, al concentrar diez de cada cien euros de la riqueza de la provincia. Esta tasa se duplica si se tiene en cuenta además la industria agroalimentaria. Pese a ser clave para el desarrollo de Ponent, Alt Pirineu y Aran, el número de agricultores en la provincia no dejan de bajar, con una caída superior a los 2.200 desde el año 2009.

En concreto, los datos de afiliados a la Seguridad Social registraban el pasado mes de enero 9.338 en el régimen de autónomos en el sector de agricultura, ganadería y silvicultura. Representa un descenso de 215 con respecto a las mismas fechas del año pasado. El número actual de agricultores está muy lejos de los 11.530 que reunía en 2009, un período en el que se ha registrado un retroceso del 19%. Es decir, prácticamente uno de cada cinco payeses han dejado el campo en apenas dos décadas.

Los agricultores advierten de un cambio de modelo que pone en riesgo la explotación familiar

“Somos una especia en riesgo de extinción”, afirmaba ayer una agricultor en la manifestación, y estas cifras le dan la razón. Los agricultores hoy no llegan ni al 5% de los afiliados a la Seguridad Social. A estas cifras hay que sumar el número de trabajadores del campo, cuyo volumen es muy fluctuante y que alcanza su cifra récord en verano, dado que durante la campaña de la fruta pueden generarse unos 20.000 puestos de trabajo.

El descenso en el número de agricultores se traduce en el abandono de explotaciones, fundamentalmente las más pequeñas, con las consecuencias que tiene para el tejido social y económico del mundo rural.

Los últimos datos macroeconómicos del Institit d’Estadística de Catalunya de 2017 sitúan el Valor Añadido Bruto de la economía de Lleida en los 10.849 millones de euros y la agricultura es uno de las grandes fuentes de riqueza de la provincia, con 1.034,7. Pero hay que tener en cuenta que la industria agroalimentaria representa del orden de otros mil millones de euros. En estas cifras, además, no se incluyen otras actividades ligadas directamente al campo, como puede ser la industria y comercialización de maquinaria agrícola, fitosanitarios, sistemas de riegos o construcción de instalaciones para fincas y granjas, por poner algunos ejemplos. Además, como ponían de manifiesto ayer los agricultores, si el payés de a pie sigue perdiendo dinero año tras año en sectores como la fruta dulce o en el mejor de los casos cubriendo costes como en el aceite de oliva, no puede consumir y el comercio local acaba tocado.

El análisis comarcal pone de manifiesto que Les Garrigues es el territorio de Ponent donde el campo tiene más peso. Representa el 25,6% del Producto Interior Bruto de la comarca, según datos de 2018 incluidos en el último Anuari Econòmic Comarcal del BBVA. Le siguen la Noguera (12%), el Pla d’Urgell (8,15), el Urgell (7,5%), el Alt Urgell (5,9%), el Solsonès (5,7%), el Pallars Jussà (5,0%), el Segrià (4,7%), la Segarra (4,6%), la Alta Ribagorça (1,6%), el Pallars Sobirà (1,6%) y la Val d’Aran (0,3%). El estudio del banco también deja claro que los resultados del sector agrario sufren una crisis que viene de lejos. Desde el sector agrario se advierte que afrontan un cambio de modelo, en el que cada vez está perdiendo más peso las explotaciones familiares, claves para el mantenimiento de la población en el mundo rural, mientras que crecen los intereses de grandes empresas procedentes en muchos casos de actividades ajenas al campo.

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