“La contratación está siendo muy baja y ha venido mucha menos gente”

El responsable de temporeros de Unió de Pagesos, Jaume Pedrós, explica que la contratación está siendo muy baja esta campaña de la fruta. “Las advertencias de que no habría trabajo se han traducido en que este año ha venido menos gente que en otras campañas a buscarse la vida. Los que se han desplazado lo han hecho con un contrato apalabrado con antelación en la práctica mayoría de los casos”, explica.

Pedrós afirma que este verano, en general, los agricultores se están encontrando con más mano de obra disponible que la que necesitan ante la caída de la producción. En el ámbito laboral, añade, la situación es tranquila aunque no se evitan totalmente problemas de orden social, pero no derivados de la campaña sino de la existencia en algunas de personas que no tienen la documentación en regla. “Los agricultores no podemos contratar a quien carece de papeles para poder trabajar”, insiste, tras recordar que en algunos municipios frutícolas se han detectado algún caso de asentamientos de estos colectivos de inmigrantes, como afirmó el delegado del Govern, Bernat Solé, tras la última de las reuniones de coordinación de la campaña de la fruta.

En cuanto a los refugiados ucranianos, la mayoría mujeres, su inserción en la campaña de la fruta es muy limitada, explica, y el grueso se emplea en otros sectores, como puede ser la hostelería. Este año miles de temporeros se han quedado sin una oportunidad de trabajo en Lleida por el hundimiento de la cosecha. El sector se afanó en lanzar advertencias de que no se desplazara nadie sin un contrato porque sería prácticamente imposible que encontrara donde colocarse.

Quienes hoy están en las fincas o en las centrales son o bien personas que trabajan todo el año o forman parte de plantillas fijas discontinuas. Es decir, vienen cada año a recoger o manipular la fruta y han tenido la suerte de que en las fincas o empresas a las que acudían cada año han tenido suficiente trabajo para volver a emplearlos. De hecho, muchos de los que se encuentran estos días en las fincas admiten que estaban muy preocupados.

Alexandre Nutu,natural de Rumanía, lleva seis años trabajando en la fruta y afirma que en esta campaña no ha tenido problemas. Jordi Puig nació en Sabadell, pero vive hace años en Torres de Segre. Antes trabajaba durante los veranos en la cooperativa pero ahora lo hace en el campo.

El leridano Macario Prim es el que tiene más experiencia de los tres, que están en la misma finca de Torres de Segre. En su caso son ya 30 años entre frutales y explica que aunque la cosecha ha bajado mucho, él continúa recogiendo estos días paraguayos de la variedad Filoe, que destaca por su calidad. La campaña de la fruta de Lleida es una fuente de ingresos de la Seguridad Social, con hasta 40.000 personas contratadas en la recogida en campo y en la manipulación en las cooperativas y centrales privadas en un verano normal.

Con la pérdida de un 70% de una producción que pueda considerarse normal de melocotones y nectarinas, se perderán del orden de 939.000 jornadas de trabajo, lo que a unos 57,60 euros por cada una de ellas suponen 54 millones menos en manos de temporeros. Pero también sufrirá la Seguridad Social, que dejará de ingresar del orden de 13,65 millones por esos empleos que se esfumaron con las heladas, según el ingeniero técnico agrícola Francesc Xavier Miarnau. La fruta arruinada costará a Hacienda unos 78,75 millones en un IVA que no llegará a ingresar.