El fortín del Lista Azul

Ahora mismo, excepto algún aficionado veterano, ya nadie recuerda que en la calle Balmes, esquina Comandante Baiget, estaba la pista polideportiva conocida popularmente como Patí Cervantes o Frontó Cervantes, creada el 1908 por Frederic Godàs como sede de la, en aquel tiempo innovadora, preparación física de sus alumnos en el Liceo Escolar.

Después de la Guerra Civil volvió a funcionar como sala polivalente que incluía cine y bailes al aire libre. Pero su máxima popularidad la alcanzó en 1951, cuando acogió también los partidos de un apenas creado equipo de hockey denominado Lista Azul (también conocido como Beta Blava) en una pista construida de cemento y mármol aseado aprovechando los restos de lápidas de una marmolería propiedad de un aficionado a este deporte.

Poco después el equipo listado se trasladó al Frontón de Prat de la Riba (entonces General Mola), donde consiguió su primer ascenso a la máxima categoría. Después de una breve etapa jugando en la Pista Alegría de Juneda, los listados volvieron, en 1961, al Cervantes con un equipo de mucho nivel entrenado por el eterno Manolo Solís –que todavía se calzaba los patines en el partido preliminar de reservas– y compuesto por jugadores que se hicieron tremendamente populares en aquella época y que llenaban cada domingo las gradas: Manel Mir, Companys, Farré, Inglés, Francés, Betbesé, Baldomà, Robador y un jovencito, que acabaría siendo el líder del equipo durante muchos años, Josep Maria Roy. La campaña 62-63, después de un brillante curso en Segunda y una exitosa fase de ascenso a Torrelavega, el equipo volvería a la Primera división (la actual OK Liga), haciendo del Cervantes un fortín.

Después el equipo se trasladaría al Velòdrom, más tarde en el Municipal de la Bordeta y posteriormente al Onze de Setembre, donde todavía disputa sus partidos y donde ha escrito las mejores páginas de sus 72 años de vida, pero eso ya es otra historia.