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Aran desiste de liberar linces por la oposición de ganaderos que temían ataques a rebaños

El Conselh lo ha comunicado ya al ministerio de Agricultura, responsable del proyecto para soltarlos este otoño || Tenían la finalidad de controlar la proliferación de zorros y de otros pequeños depredadores

Imatge d’arxiu d’un exemplar de linx boreal.

Imatge d’arxiu d’un exemplar de linx boreal.

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El Conselh Generau ha desistido de liberar este otoño cuatro ejemplares de lince boreal en Aran, tras constatar que no había acuerdo para hacerlo con parte de los ganaderos del valle. La administración aranesa lo ha comunicado ya al ministerio de Agricultura, responsable de este ensayo pionero que tenía como finalidad controlar la proliferación de zorros y otros pequeños depredadores. La decisión llega después de meses de reuniones con alcaldes y colectivos de ganaderos y cazadores para exponer el proyecto y buscar consenso en el territorio.

La propuesta del ministerio fue bien acogida en el Conselh Generau, que consideró que este depredador podía contribuir a reequilibrar el ecosistema de la Val. El proyecto preveía compensaciones en caso de ataques a ganado, una comisión de control con la participación de ganaderos y los animales debían llevar localizadores GPS para retirarlos si ocasionaban daños. Sin embargo, despertó la oposición de organizaciones agrarias como Unió de Pagesos (UP) y de parte de los ganaderos araneses, en especial del sector ovino, que consideraban que sus rebaños eran los más expuestos a predaciones.

“El proyecto tenía un planteamiento serio y riguroso”, afirmó el Síndic de Aran, Carlos Barrera, quien indicó que la renuncia se decidió “a la vista de que no había consenso”. “El hecho de que la Generalitat no haya resuelto en veinte años la convivencia con el oso penaliza otras iniciativas”, valoró Barrera, quien descartó que el ministerio prosiga adelante con esta iniciativa sin contar con la participación del territorio. Los preparativos para liberar a los linces coincidieron con la polémica que despertó el pasado verano la reintroducción por parte de la Generalitat de un nuevo oso, Goiat, en Alt Àneu. Un animal que, meses después, está en el Pirineo francés (ver desglose).

En mitad de la polémica por los daños que ocasiona la fauna salvaje a la ganadería extensiva y la agricultura, la propuesta para liberar linces boreales se identificó a menudo como un intento de reintroducir esta especie en Aran de forma pemanente. Sin embargo, no había posibilidad de que los cuatro ejemplares que preveían soltar este otoño, un macho esterilizado y tres hembras, pudiesen reproducirse. Se trataba de un ensayo de dos años de duración para verificar si estos animales podían completar la cadena trófica, reducir la población de pequeños depredadores y coexistir con la actividad ganadera de la Val.

Las quejas por osos y buitres lastraron esta iniciativa El proyecto del ministerio de Agricultura para liberar linces boreales en Aran coincidió con el programa Piroslife de la Generalitat, un proyecto financiado por la Unión Europea (UE) que planteaba la liberación de un oso macho, Goiat, para relevar al anciano Pyros y aportar variedad genética a la población de plantígrados del Pirineo central. La liberación de este nuevo oso en Alt Àneu el pasado verano despertó la oposición de agrupaciones de ganaderos del Pirineo y de organizaciones agrarias como UP y Asaja, que denunciaron también que la Generalitat no reconocía ni indemnizaba predaciones de bandadas de buitres a ganado vivo.

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