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Exempleados de Masia Salat, aún sin cobrar al año de cerrar el restaurante

Los juzgados han dictado sentencias que obligan a pagar a quienes trabajaron en el complejo || El hotel sigue en trámites para la habilitación de una residencia

La barra del restaurante de Masia Salat, en estado de abandono total, fotografiada hace unos días.

La barra del restaurante de Masia Salat, en estado de abandono total, fotografiada hace unos días.ITMAR FABREGAT

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Un año después de que la quincena de trabajadores del restaurante Masia Salat de Les Borges (ahora cerrado y en manos del BBVA) se encerraran para exigir el pago de sus salarios después de que la firma gestora (La Estrella de Teià) bajara las persianas por innumerables deudas sin previo aviso, todavía siguen sin cobrar sus indemnizaciones. El 9 de abril de 2016, CCOO cursó la denuncia ante Trabajo contra el titular y la gestora del establecimiento y, días después, se procedió a su despido. Los juzgados de lo social de Lleida han dictado desde el pasado otoño numerosas sentencias que obligan a indemnizar a estos antiguos trabajadores de Masia Salat, las últimas, del pasado mes de diciembre, y declaran sus despidos improcedentes o nulos, o bien dan por extinguida la relación laboral con la empresa. Los importes de dichas indemnizaciones van desde algo más de los 2.000 euros a los más de 5.000 a los que se suman en algunos casos salarios de tramitación y costes judiciales.

Según algunos afectados, la situación por la que atraviesan muchos exempleados es precaria puesto que no han conseguido un nuevo trabajo y se está a la espera de que el Fogasa (Fondo de Garantía Salarial) haga efectivos los pagos después de que las sentencias sean firmes desde hace tres o cuatro meses.

Los extrabajadores explican que no encuentran empleo y que esperan que se hagan efectivos los pagos.

Cabe recordar que una veintena de empresarios, comerciantes, industriales y particulares de Les Borges compraron el hotel de Masia Salat para instalar una residencia para la tercera edad. Su intención es crear una sociedad participativa en la que todos los ciudadanos, tanto de la capital como de Les Garrigues puedan ser socios. El hotel pasó a manos del BBVA en 2014 por impagos de sus antiguos propietarios, la familia Riera, y la entidad bancaria lo sacó a la venta por 1,3 millones después de acondicionar la infraestructura.

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