Dónde están las urnas, matarile...

Durante las primeras horas de la jornada electoral del domingo pasado, vecinos de toda Lleida iban recibiendo las imágenes y vídeos de las cargas policiales que se iban sucediendo en el llano y esto despertó el ingenio de los responsables de los puntos de votación. Pegaron urnas a las mesas para que no se las pudieran llevar fácilmente e incluso usaron urnas falsas para que no requisaran las verdaderas. Una de ellas era de Ikea, con una pegatina del logo de la Generalitat y también estaba sellada con dos precintos para que pareciera real. Otra manera de protegerlas era hacerlas desaparecer rápidamente y hubo al menos una urna atada a una polea durante las votaciones para poder subirla hasta la buhardilla de la planta superior y que nadie pudiera llevársela. Cuando los vecinos temían que los Mossos entraran a requisar urnas, papeletas y sobres, se llegaron a guardar en neveras, tejados, sótanos o cuartos de contadores.

Una vez cerraron los colegios electorales, se procedió al recuento, que en la mayoría de casos se llevó a cabo en el mismo sitio, aunque hubo algunos pueblos en los que se trasladaron urnas, papeletas y actas a la rectoría o a la iglesia. Finalmente, el ‘sí’ se impuso en Lleida con un 93,84% de los votos emitidos.