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REPORTAJE TRIBUNALES

Muchas sombras en el caso Nadia

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a arrastra la resaca del juicio del caso Nadia, uno de los más mediáticos de los últimos años. Fernado Blanco y Margarita Garau están pendientes de la sentencia de la Audiencia de Lleida tras haber sido juzgados esta semana por presuntamente haber estafado más de un millón de euros recaudados para tratar la enfermedad de su hija con tricotiodistrofia. Tras cuatro días de un largo e intenso juicio por el que han pasado más de una veintena de víctimas de esta supuesta estafa, lo único que ha quedado claro son dos cosas: la niña realmente sufre esta enfermedad rara y los médicos descartan un riesgo inminente de muerte. Lo demás son todo sombras. A pesar de que los acusados lo han negado hasta el último momento, la Fiscalía no tiene ninguna duda de que utilizaron la enfermedad de su hija para sacar provecho y costearse un alto nivel de vida. Del millón de euros recaudados, al parecer solo 3.000 se dedicaron a gastos médicos de la menor, por lo que el Ministerio Público pide que tanto el padre como la madre sean condenados a seis años de prisión, además de a devolver el dinero (más de 700.000 euros) que no ha podido ser recuperado.

La Fiscalía solicita que sean condenados a seis años de prisión por apropiarse de más de un millón de euros

Los vecinos del Alt Urgell han sido protagonistas involuntarios de este bodevil. En sus declaraciones constataron que la solidaridad de la comarca se ha visto muy resentida por el caso Nadia, en el que se volcaron de forma altruista para organizar actividades de todo tipo en lo que ellos creían que era para “salvar” la vida de la niña, que entonces vivía en Fígols i Alinyà. Un daño a otras causas solidarias y asociaciones que puede ser irreparable. Todos los vecinos declararon sentirse engañados. Había casos que las aportaciones iban desde los 50 hasta los 6.000 euros. Algunos reclaman la devolución del dinero y otros, simplemente, mostraban su tristeza e indignación.

Entre los testigos del juicio fue vital la declaración de los Mossos d’Esquadra, que constataron que el único ingreso de la familia Blanco Garau eran las donaciones que recibía la asociación Nadia Nerea contra la Tricotiodistrofia. Ninguno de los dos acusados trabajaba, por lo menos no de forma legal, y la tienda de vinos que regentaban en Organyà no podía dar para costear sus gastos. Los viajes a Houston y otros países que según el padre servían para tratar a la niña en su enfermedad tampoco se han demostrado. Es más, varios expertos que declararon en el juicio constataron que los tratamientos genéticos que alegaba el padre son, ahora mismo, más propios de la ciencia ficción. Nada se ha encontrado, salvo alguna referencia a manifestaciones de Blanco, en el historial médico de la pequeña. Además, según los Mossos, ni el padre ni la niña tenían siquiera pasaporte para salir del continente europeo.

La relación entre la defensa y el tribunal tensa un juicio complejo Otra clave de este juicio complejo ha sido la relación entre el abogado de la defensa de Blanco, David Peña, y el presidente del tribunal y de la Audiencia de Lleida, Francesc Segura. Enfrentamientos que llevaron al segundo a lo largo de todo el juicio al extremo de la paciencia, y que supo sortear con mano izquierda. El juicio ya comenzó con una petición inusual, cuando Peña solicitó que su defendido, que se encuentra en prisión provisional en Ponent, pudiera alojarse en un hotel, con custodia policial, mientras durase el proceso. También solicitó, ante el alud mediático, que los testigos fueran confinados. Ninguna petición fue aceptada por el presidente de la Audiencia. “Necesita tranquilidad para trabajar”, “Usted retira la venia cuando le apetece” y “Protesto”, esto último varios veces, fueron algunas de las “lindezas” que lanzó Peña al presidente de la Audiencia.

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