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MEDIO AMBIENTE DEYECCIONES GANADERAS

Las nuevas primas obligan a devolver dinero a 2 plantas de purín y el resto sigue en el aire

El Estado fija una nueva retribución que no excluye a ninguna de las cuatro de Lleida, pero su cuantía es inferior || Sus propietarios evalúan cuánto deberán retornar y si es viable reabrir las clausuradas

Imagen reciente de las instalaciones de Tracjusa, en Juneda.

Imagen reciente de las instalaciones de Tracjusa, en Juneda.R. R.

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Las nuevas primas a las plantas de secado de purines han entrado en vigor este mes, más de dos años después de las primeras sentencias que obligan al Estado a revertir el tijeretazo que las cerró en 2014. Este nuevo marco de retribuciones se aplicará a plantas de Lleida que hasta ahora habían quedado excluídas, pero su cuantía es menor y la reducción será retroactiva. Esto supone que las plantas ya abiertas de VAG, en Juneda; y Audax Green, en Miralcamp, deberán devolver parte de las ayudas que han recibido desde que volvieron a funcionar. Por su parte, los propietarios de las plantas cerradas de Alcarràs y de Tracjusa, en Juneda, estudian estos días si las nuevas primas hacen viable reabrirlas.

A la hora de establecer la retribución a las plantas de purín por generar electricidad mediante cogeneración, el Estado se basa en factores como el precio del gas usado para secar las deyecciones y el precio a pagar por cada tonelada de emisiones de dióxido de carbono. Las empresas del sector señalan que ambos están infravalorados en la nueva orden ministerial, lo que contribuye a que las primas sean menores. La patronal del sector ADAP deberá decidir en las próximas semanas si acepta o recurre este nuevo marco retributivo tras años de litigios.

Las cantidades que deberán devolver las plantas de VAG y de Miralcamp es todavía una incógnita. En cuanto a la de Alcarràs y la de Tracjusa, el nuevo marco de retribuciones se extiende a plantas de hasta 25 años de antigüedad, frente al anterior que ponía el límite en solo 15 años. Esto les permite optar a ayudas que antes les estaban vetadas al ser las más antiguas de Lleida. Sin embargo, la decisión de abrirlas o no dependerá en buena medida de cuánto habrá que invertir en ellas para activarlas, tras cuatro años de inactividad y deterioro.

La asociación GAP, que en- globa a más de un centenar de ganaderos de Les Garrigues, es dueña tanto de la planta abierta de VAG como la de Tracjusa. La entidad confía en que la primera pueda seguir funcionando con las nuevas retribuciones. En cuanto a la segunda, deberá evaluar si resulta económicamente viable invertir más de un millón de euros en reactivarla.

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