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ECONOMÍA PROYECTO DE PRESUPUESTOS

La inversión del Estado en Lleida caerá un 20% este año, hasta los 36 millones

Destina las principales partidas a mantenimiento y no contempla nuevos proyectos

Imagen de archivo de camiones circulando por la N-240 entre Lleida y Les Borges Blanques.

Imagen de archivo de camiones circulando por la N-240 entre Lleida y Les Borges Blanques.SEGRE

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El proyecto de presupuestos del Gobierno central para 2019 contempla una inversión en Lleida de unos 36 millones de euros, lo que supone un descenso del 20% en relación a la previsión para 2018. Las principales partidas son para mantenimiento de infraestructuras y no hay proyectos nuevos. La N-240 se llevaría alrededor de 615.000 euros.

La inversión del Estado en Lleida caerá de nuevo este año, alrededor de 8 millones de euros en relación a las cuentas de 2018, hasta situarse sobre los 36 millones, una cifra muy inferior también a la presupuestada en los últimos años. Esta es la previsión de gasto del Gobierno de Pedro Sánchez, cuyo futuro es más que incierto por falta de apoyos en el Congreso, donde se presentaron ayer (ver página 4). Esta cifra contrasta con el dinero que el proyecto de presupuestos destina a Catalunya, que se eleva hasta los 2.051 millones (200 millones más).

Además de la baja inversión en Lleida, los presupuestos destacan por destinar casi todo el esfuerzo inversor a mantenimiento de infraestucturas y pocas partidas a nuevos proyectos. Por ejemplo, en carreteras, la principal partida es la asignada a conservación de carreteras en Lleida, con 12,659 millones, y la rehabilitación del firme de la A-2 a la altura de la variante de Lleida, en la que se invertirán 756.760 euros. Hay otros 100.000 para las glorietas pendientes de la N-240 en Juneda y 100.000 más para la mejora de las intersecciones en este tramo. En cambio, para la duplicación de la calzada entre Lleida y Les Borges se ha previsto una partida de 415.000 euros, frente a los 2,5 millones proyectados para el año pasado (que no se ejecturon, ya que el estudio informativo para incrementar la capacidad de la N-240 de Lleida a Les Borges se adjudicó en abril por 831.875 euros). Además, el ministerio de Fomento consigna 100.000 euros al proyecto de la A-14 entre Almenar y el límite con Huesca para dar continuidad a los otros dos tramos de Lleida, lo que implica que tampoco en este caso habrá obras; y 100.000 más para cada uno de los tramos de la N-260 en las variantes de La Pobla y La Seu. Hay también prevista una pequeña partida de 34.000 euros para la N-230 entre la salida norte del túnel de Vielha y Aubèrt y 35.000 para el tramo de Sopeira a la boca sur del túnel de Vielha. El descenso de la inversión en relación al año pasado se sitúa sobre el 20%. La previsión para 2018 era invertir 44 millones de euros, una cifra similar a la consignada para 2017. En los años anteriores fue de 78, 58 y 74 millones, en 2016, 2015 y 2014, respectivamente. Y antes de la crisis, en el proyecto de presupuestos de 2008, la inversión prevista en Lleida se elevó a 429 millones de euros. El fin de grandes obras como el túnel de Vielha o el canal Segarra-Garrigues explican, así como la ausencia de obra nueva, la caída de la inversión.

Más de 3 millones para la autovía de Aran en Aragón El proyecto de presupuestos para 2019 prevé una inversión de 3,19 millones de euros en la autovía a Aran (la A-14) entre Alfarràs y El Pont de Montanyana, en un tramo de 57 kilómetros que se sumarían a los que ya están operativos entre Lleida y Almenar desde julio de 2017. Asimismo, el Gobierno central prevé destinar casi 10 millones al último tramo de la A-22 que queda pendiente de ejecutar entre Siétamo y Huesca, de 13,2 kilómetros. Además, en Tarragona, el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene previsto invertir 15.277.420 euros en la A-27 entre Valls y Montblanc, unas obras que incluyen el túnel del Coll de Lilla. Está previsto que los trabajos empiecen este mismo año después de que el Consejo de Estado los desencallara. El proyecto se encareció 20 millones, que se suman a los 80 previstos inicialmente, porque se tuvo que replantear tras detectar arcillas expansivas en el subsuelo, lo que obligó a modificar el proyecto del túnel para asegurar su estabilidad.

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