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Quince farmacias rurales reciben ayudas para facturar el importe mínimo para subsistir

El 75% de las farmacias de Lleida están fuera de la capital y algunas hacen equilibrios para mantener su viabilidad|| El trato familiar y la necesidad de este servicio en los pueblos, la mejor garantía

Caballero, titular de una farmacia en Montferrer, que no recibe ayudas pero está en ámbito rural.

Caballero, titular de una farmacia en Montferrer, que no recibe ayudas pero está en ámbito rural.C.SANS

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Quince de las 198 farmacias de Lleida reciben una ayuda mensual de la Generalitat para asegurar su subsistencia. Se trata de establecimientos ubicados en zonas rurales, la mayoría poco pobladas, y cuyos ingresos son ajustados por lo que se consideran farmacias con la viabilidad económica comprometida (VEC). En Catalunya, el CatSalut destina fondos a estos establecimientos, que calcula a partir de la facturación mensual, para garantizar un servicio que considera indispensable, según explicó la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Lleida, Mònica Brusau.

La despoblación o la bajada de precios se apuntan como algunas de las causas de mayor riesgo para las farmacias, que viven además actualmente un proceso de desabastecimiento de cientos de medicamentos.

La pérdida de población en zonas rurales es el principal riesgo actual de estos establecimientos

Los vecinos de las zonas rurales apoyan las farmacias locales para evitar que cierren

Según la revista Redacción Médica, de ámbito estatal, en España el 65% de las farmacias se encuentra fuera de las capitales de provincia (en Lleida son 48 de las 198, es decir, solo un 25% está en la capital) y existen más de 2.000 farmacias en poblaciones de menos de 1.000 habitantes de las cuales 1.000 se ubican en poblaciones de menos de 500 habitantes.

Las farmacias rurales dependen a menudo de la facturación que obtienen de los medicamentos de la Seguridad Social, tal y como explica Francesc Caballero, titular de la farmacia de Montferrer. Su establecimiento no recibe ayudas, pero admite que “nuestra gestión no puede competir” con las grandes farmacias de ciudad, que pueden hacer grandes volúmenes de compras de productos de parafarmacia, como cremas o similares. En Lleida, algunos municipios cuentan con pequeñas “farmaciolas”.

“Nuestro trabajo va más allá del simple negocio” “Nosotros suplimos las grandes ofertas que ofrecen grandes establecimientos con un trato familiar y de gran calidad”. Francesc Caballero, farmacéutico y responsable de la farmacia de Montferrer i Castellbó, que abrió hace 20 años, asegura que está “muy satisfecho con el apoyo social” que recibe de los vecinos. “La gente del pueblo y de los alrededores es consciente y valora el gran servicio que ofrecemos y colabora para conservarlo, por lo que a menudo renuncian a las grandes ofertas que puedan hacer grandes establecimientos”. “El trato de proximidad y saber que haremos todo lo posible por resolver cualquier duda o problema juega a nuestro favor”. Y añade: “Existe un componente muy importante de familiaridad y a menudo acabamos haciendo de psicólogos”. Caballero se muestra convencido de que la farmacia rural “es un equilibrio entre calidad de vida y realización personal” ya que “no somos simples comerciantes de medicamentos, nuestro trabajo va mucho más allá del simple negocio”, concluye.

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