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CRÓNICA DESDE

Biosca lleva un siglo perdiendo población y solo hay un 21% de los vecinos de hace un siglo

Biosca lleva un siglo perdiendo población y solo hay un 21% de los vecinos de hace un siglo

Vista de Biosca, un municipio de la Segarra con solo 181 vecinos.

Vista de Biosca, un municipio de la Segarra con solo 181 vecinos.X. SANTESMASSES

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El 80% de los 22.713 vecinos de la Segarra viven en 4 poblaciones (Cervera, Guissona, Torà y Sant Guim) y los cerca de 4.000 restantes viven en 93 pueblos. Algunos de ellos, como Tordera, Muller, Llindars, la Sisquella o Granollers, solo están habitados por las que muy posiblemente sean las últimas familias, y el resto, en su mayoría no llegan al medio centenar de habitantes. No obstante, en el último siglo Guissona (con la CAG) ha cuadruplicado la población, mientras que desde el año 1900 Biosca no ha dejado de perder vecinos. Entonces tenía 835 y hoy son 181. Su alcalde Corneli Caubet, explica que cuando se agregó Lloberola a Biosca, a mediados del siglo XVIII, se superó la cifra de 1.000 habitantes, “pero desde entonces no hemos dejado nunca de perder vecinos”.

La razón de esta situación es que “la miseria en los pueblos es lo que ha hecho grandes las ciudades”. En Biosca siguen habitadas una veintena de masías. El alcalde apunta que con el tiempo acabarán por desaparecer ya que “las masías tenían sentido cuando vivía toda la familia en la casa, padres, hijos y abuelos”. Hoy, los hijos se van a estudiar y a trabajar a las ciudades y cuando quedan solo los abuelos se ven obligados a abandonar las casas por la falta de servicios básicos como el transporte o la sanidad.

A su vez, los pueblos son cada vez más pequeños y por ejemplo pierden su última tienda, como es el caso de Concabella el año pasado o Sedó hace solo una semana. O pierden las escuelas, como le pasó a Biosca hace solo cuatro años. “No se puede competir con la calidad de vida que ofrece una ciudad”, asegura Caubet. Además, señala que una farola en el núcleo de Lloberola da servicio a solo 3 vecinos y sucede lo mismo con asfaltar una calle o habilitar el servicio de agua o desagües, que “son obras que nunca se amortizan y tenemos que dar gracias que estos tres vecinos aguanten, si no, el pueblo y su patrimonio desaparecerían en cuatro días”.

Para Corneli Caubet, que dejará el consistorio tras 35 años, la gente que vive en los pequeños pueblos no solo guarda la memoria de lo que fue el pueblo sino que son los que lo mantienen y permiten que siga existiendo. Por un lado, el actual primer edil aseguró que estos vecinos evitan que las tierras se conviertan en yermos. Por otro, también permiten que se puedan ofrecer servicios de las casas rurales (en Biosca hay una decena), que es uno de los pocos motores económicos del municio. Además, admitió Caubet, un término municipal de 66 hectáreas de superficie, con mucho patrimonio y con solo 200.000 euros de presupuesto municipal “nos deja las manos muy atadas para llevar a cabo actuaciones que deberíamos afrontar”.

La situación de Biosca no dista mucho de la de Torrefeta i Florejacs con doce pequeños agregados que suman casi 600 vecinos, o de la de Ribera d’Ondara que con trece núcleos agregados tiene poco más de 400. Se podrían ir sumando a esta lista muchos municipios cuyos alcaldes como es el caso de Núria Magrans, en Torrefeta i Florejacs, admiten que de seguir esta tónica las pequeñas poblaciones como las que se pueden encontrar en gran parte de las comarcas de Lleida “tienen los días contados”.

Vista de Biosca, un municipio de la Segarra con solo 181 vecinos.

Vista de Biosca, un municipio de la Segarra con solo 181 vecinos.X. SANTESMASSES

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