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POLÉMICA LITIGIO HISTÓRICO

Renace el litigio de Tor: el Palanca, vetado en el nicho familiar cuando muera

El insólito escrito reabre el conflicto en este pueblo, que ha vivido tres asesinatos

Imagen de archivo de Jordi Riba Segalàs, El Palanca.

Imagen de archivo de Jordi Riba Segalàs, El Palanca.SEGRE

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Los sobrinos del vecino de Tor Jordi Riba Segalàs, El Palanca, han presentado un escrito en el ayuntamiento en el que niegan el permiso para que sea enterrado en el nicho familiar cuando muera. El insólito escrito reabre el conflicto en este pueblo novelesco, que ha vivido 3 asesinatos. Un allegado de El Palanca calificó ayer de “vergonzoso” este veto.

Los sobrinos de Jordi Riba Segalàs, el vecino de Tor conocido como El Palanca, han presentado un insólito escrito en el ayuntamiento de Alins, municipio del que es núcleo este pequeño pueblo del Sobirà, en el que manifiestan “expresamente” que no dan permiso para que sea enterrado en el nicho familiar cuando muera. El Palanca, de edad avanzada y con un delicado estado de salud, ha mantenido históricamente un enconado conflicto con otras familias de este pueblo de trece casas por los usos de la montaña de Tor. Él ha defendido siempre los tradicionales (leña y ganadería) y sus oponentes han buscado la explotación turística de un monte de 4.800 hectáreas colindante con Andorra. Este conflicto ha provocado tres asesinatos (ver desglose inferior). En el escrito presentado por los sobrinos de El Palanca, al que ha tenido acceso este diario, estos afirman que su veto al nicho familiar, que califican como una “firme decisión”, solo podría ser revocado si Jordi Riba reconociera “por escrito librado a este mismo ayuntamiento todo el daño y el dolor que directa o indirectamente ha causado a la familia queriéndose apropiar indebidamente y por la fuerza del patrimonio de Casa Gallart de Alins”, expresara “su arrepentimiento” y firmara un documento “en el que se hiciera mención expresa de que ni él ni sus herederos molestarán nunca más a los hijos y herederos legales de Lluís Riba”, hermano de El Palanca. Un allegado de Jordi Riba calificó ayer de “vergonzoso” este escrito. Manel Pérez, alcalde de Alins, dijo desconocer el texto, que se presentó el pasado mes de marzo, cuando él todavía no era primer edil. Por su parte, Josep Maria Lladós, que era alcalde entonces, dijo ayer que el consistorio no hizo nada al respecto y añadió que él habló con un sobrino de El Palanca para intentar convencerle de que cambiara de opinión.

Un pueblo con trece casas y tres crímenes

Tor, tretze cases i tres morts. Con este título el periodista leridano Carles Porta publicó un libro que repasa la sangrienta historia de este pequeño pueblo del Sobirà a causa de los dominios de la montaña del mismo nombre, más de cuatro mil hectáreas que han provocado un sinfín de litigios por su propiedad y sus usos. Los vecinos de Tor formalizaron en 1896 una sociedad en la que acordaron que la montaña era de todos los que reunieran los requisitos de ser cabeza de familia, residir todo el año en Tor (cosa nada fácil: el invierno es muy duro en este pueblo situado a más de 1.500 metros de altura) y tener propiedades en el municipio.

Montané fue asesinado tras ser declarado dueño de la montaña.

El pueblo vivió en la inmediata postguerra un duro enfrentamuientos de maquis y guardias civiles que provocó estragos. Luego, en los años sesenta, algunos vecinos, encabezados por Josep Montané, quisieron dar usos turísticos al monte, mientras que otros, encabezados por El Palanca, querían mantener los usos tradicionales (leña y ganado). Montané contactó con un empresario andorrano, Rubén Castañer, para construir una estación de esquí. El 3 de julio de 1980 dos trabajadores de El Palanca fueron asesinados. En 1995 un juez de Tremp dijo que Montané era el único vecino de Tor que permaecía todo el año en el pueblo, por lo que decidió que la montaña era suya. Seis meses después apareció asesinado en su casa. Por este crimen fueron encarcelados y luego absueltos Marli Pinto y Josep Mont, dos vecinos de La Seu hoy fallecidos. Luego el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya dijo que la montaña era de los herederos de la sociedad de condueños de 1896. Esta negra historia fascina a los lectores. Del libro de Porta se han venido 50.000 ejemplares.

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