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SUCESOS ÓBITO

Fallece Jordi Riba 'El Palanca', el último gran protagonista de la tragedia de Tor

Lo enterrarán en el panteón familiar de Alins tras un acuerdo con quienes lo vetaron

Imagen de archivo de Jordi Riba Segalàs.

Imagen de archivo de Jordi Riba Segalàs.SEGRE

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Jordi Riba Segalàs, conocido como 'El Palanca', falleció ayer a los 85 años. Fue el último protagonista de la tragedia de Tor, un litigio por la propiedad de la montaña del Sobirà limítrofe con Andorra que desencadenó tres asesinatos. Será enterrado hoy en el panteón familiar en Alins, tras un acuerdo con los allegados que meses atrás quisieron impedirlo.

El último protagonista de la tragedia de Tor, Jordi Riba Segalàs, falleció ayer a la edad de 85 años. Conocido también por el sobrenombre de El Palanca, fue una de las partes enfrentadas en el litigio por la propiedad de esta montaña del Pallars Sobirà limítrofe con Andorra que desencadenó tres asesinatos en un pequeño pueblo de solo trece casas. Dos décadas después de la ultima muerte, este conflicto sigue vivo, aunque con una intensidad mucho menor, en los tribunales. Asimismo, las cicatrices fruto de décadas de enfrentamientos quedaron patentes a principios de este mismo año, cuando sobrinos del finado quisieron impedir que los restos de Riba, cuya salud ya se había deteriorado, fueran enterrados en el panteón familiar del cementerio de Alins. Sin embargo, un acuerdo con la mediación del consistorio y de personas próximas al finado ha permitido alzar este veto.

Riba será finalmente enterrado hoy a mediodía en el cementerio de Alins, de acuerdo con sus últimas voluntades. Así lo confirmaron ayer personas próximas al fallecido. Por su parte, el alcalde de Alins, Manel Pérez, explicó que allegados de Riba a favor y en contra de enterrarlo en el panteón familiar se reunieron meses atrás junto con el consistorio para abordar esta cuestión. Añadió que muy pronto “se impuso el sentido común” y acordaron darle sepultura junto a sus familiares.

Fue una persona popular que durante su vida suscitó grandes afectos y también enconadas enemistades

El último litigio por la montaña de Tor está estancado en el juzgado de instrucción de Tremp

La muerte de Riba, personaje popular que suscitó grandes afectos y enconadas enemistades, afectará a la gestión de la montaña, en manos de una comunidad de propietarios que trata de dejar atrás la leyenda negra que acompaña al nombre de Tor desde los años ochenta. Por aquel entonces, El Palanca, dueño de caballos, se erigió como defensor de los usos tradicionales de la montaña, como pastos y explotación forestal. Esto suponía conservar el aislamiento, especialmente en invierno, que hizo de esta montaña un lugar paso frecuente de contrabandistas por su proximidad con la frontera andorrana a través del Port de Cabús.

La postura de Riba chocó en su día con la de Josep Montané Baró, de casa Sansa y partidario de aprovechar la vecindad con Andorra para extender a Tor las pistas de esquí del Principat. Para hacerlo había firmado un contrato con un empresario andorrano, Rubén Castañer. Las fricciones con Riba no tardaron en llegar y culminaron en julio de 1980, cuando empleados de Castañer mataron a tiros a dos trabajadores del Palanca. Fueron condenados a 8 años de prisión mientras el litgio por la montaña avanzaba en los tribunales. En 1995, una sentencia declaró a Montané único dueño de la montaña y, en julio de ese año, apareció muerto con señales de estrangulamiento y un golpe en la cabeza. Hubo dos detenidos, que fueron liberados por falta de pruebas y el crimen quedó sin resolver. Tiempo después, otro fallo judicial establecería de nuevo la propiedad compartida de la montaña. Riba fue objeto de otros conflctos debido a los desplazamientos de sus caballos. De entre los protagonistas del litigio de Tor, es el único que no ha muerto en un mes de julio, y también el único que ha fallecido en la cama.

Giro hacia el turismo y un nuevo litigio aún en el aire La apertura de una primera casa de turismo rural hace más de dos años supuso el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la montaña de Tor. La junta de propietarios se impuso como objetivos diversificar los usos de la montaña y dejar atrás la leyenda negra del pueblo con trece casas y tres muertos. Ese, precisamente, fue el título de la edición catalana del libro del periodista Carles Porta que contribuyó de forma decisiva a la popularidad actual de la tragedia de Tor, más de dos décadas después de los asesinatos.

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