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Estefania Rufach, ayer después de salir de la Clínica Montserrat.

Estefania Rufach, ayer después de salir de la Clínica Montserrat.SEGRE

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“Ha sido como una película de terror”. Así describe su convivencia con el coronavirus el abogado de Lleida Enric Rubio. Ha pasado seis días ingresado en el hospital Arnau de Vilanova y el domingo recibió el alta. “Fue el momento más emocionante y nunca lo podré olvidar: recibí el alta, salí de la habitación y todas las enfermeras y enfermeros aplaudieron. No pude contener las lágrimas mientras era yo quien les aplaudía a ellos como muestra de agradecimiento. Todos me observaban mientras lentamente avanzaba por el pasillo hasta dejar la planta”, explica Rubio. El letrado, casado y padre de tres hijas (Maria, de 18 años; Elena, de 9; y Laia, de 7) afirma que “a partir del día 16 me empecé a encontrar mal. El jueves 19 me dieron la baja como autónomo y el martes 24 fui ingresado en el Arnau de Vilanova. Activaron una ambulancia que me recogió en casa”. Sobre el tratamiento comenta que “he sido tratado con Dolquine, un antipalúdico que me ha dejado muy débil. Durante los días de ingreso en el Arnau pasé mucho miedo”. El letrado leridano elogia el trato del personal sanitario: “Ha sido espectacular, en especial el doctor Luis E. Cabrero Pascual, por su humanidad y profesionalidad durante los días que he estado en el hospital. Su lenguaje siempre fue directo y claro: ‘No tema Enric, que de esta sale’ y, de momento, así ha sido, aunque sigo en hospitalización domiciliaria”.

Por su parte, la alcaldesa de Os de Balaguer y vicepresidenta de la Diputación, Estefania Rufach, se encuentra en casa, aislada después de pasar una semana hospitalizada en el Arnau y la clínica Montserrat. “El primer día de la fiebre fue el 14 de marzo y pasé una semana entera en casa con controles de la doctora del pueblo, hasta que me dijo que fuera al CAP para hacerme una placa que descartase una pulmonía bilateral. El lunes 23 ingresaba en el Arnau y el martes por la noche me hicieron la prueba del Covid-19”. Reconoce que se ha encontrado mal, pero no ha tenido dificultades respiratorias. Estuvo en el Hospital Arnau hasta el jueves y de allí pasó a la Clínica Montserrat hasta el pasado domingo. “Ahora me encuentro bien, sigo aislada y cada día me llaman desde el CAP, estoy cansada, pero contenta”. Agradeció el trato que recibido por el personal sanitario. “Son una maravilla de profesionales, solo tengo que agradecer el trabajo que están llevando a cabo con el material de que disponen, son impecables, todos”, dijo

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