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ENERGÍA RENOVABLES

Los parques eólicos pagan 1,4 millones al año a los 8 municipios que los acogen en Lleida

Proyectos para una decena de instalaciones más reavivan el debate sobre las aportaciones al territorio

Molinos de viento y el pueblo de Almatret en primer término.

Molinos de viento y el pueblo de Almatret en primer término.LLEONARD DELSHAMS

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Los ocho municipios que acogen parques eólicos en Lleida reciben cada año una media de 1,4 millones de euros de las empresas promotoras. Ahora, una decena de proyectos para desplegar nuevos molinos en las comarcas del llano reabren el debate sobre el impacto de estas instalaciones y las compensaciones que recibe el territorio. Los promotores plantean construir molinos de hasta 200 metros de altura, mucho mayores que de los instalados hasta ahora. .

Los alcaldes de Almatret, La Granadella, Bellaguarda, Fulleda, Tarrés, Vallbona de les Monges, Sant Guim de Freixenet y Talavera no ven inconvenientes a los molinos tras convivir con ellos durante años. En cambio, destacan la ventaja que supone disponer de entre 50.000 y 380.000 euros al año, unas cantidades importantes para municipios cuya población es de entre 85 y 712 habitantes.

Una plataforma considera “migajas” las retribuciones por acoger molinos y cree que son perjudiciales

“Somos un pueblo de menos de 250 vecinos con los recursos de uno de 700”, resume Elisabet Riera, alcaldesa de Vallbona de les Monges. Allí las aportaciones de los parques eólicos suponen el 40% de los ingresos ordinarios, porcentaje que se eleva al 50% en Fulleda y Tarrés. Parte de estos fondos paga desde facturas de la luz hasta obras y celebraciones. También sufragan inversiones a largo plazo como proyectos de desarrollo económico y subvenciones para combatir la despoblación que afecta a la mayoría de los municipios rurales (ver desglose).

La retribución que reciben los ayuntamientos dista de ser homogénea. La cobran en concepto de impuestos como el de bienes inmuebles de características especiales (BICES) y el de actividades económicas (IAE); y también en virtud de convenios con las empresas que varían en cada localidad. Así, Almatret recibió unos 380.000 euros en 2019 por su parque de 25 aerogeneradores; frente a los 300.000 que cobra La Granadella, con más de cuarenta. Este último encabezó años atrás una asociación de municipios con molinos de viento, cuyo principal cometido era lograr un marco retributivo ventajoso y unificado para todos ellos.

La entidad intentó sin éxito que la Generalitat lo estableciera por ley, mientras que una nueva plataforma que critica la proliferación de proyectos eólicos en la Segarra y su entorno cree que el modelo actual no va más allá de “migajas en forma de donaciones caritativas por parte de las empresas promotoras”. La plataforma de afectados por la concentración de parques eólicos (PACA) cree que la situación actual “destruye el territorio sin beneficios para los municipios”.

Dinero para intentar frenar la despoblación rural

Parte del dinero que los ayuntamientos reciben de los parques eólicos se emplean en combatir la despoblación, una tendencia común a todos ellos ya antes de acoger molinos. La Granadella, que recibe unos 300.000 euros al año, fue pionera en reinvertir parte de los ingresos en promoción económica. Creó el Centre de la Cultura de l’Oli y ayudas para rehabilitar viviendas y a autónomos. En Bellaguarda, los 100.000 euros al año que le aportan 14 molinos facilitan el servicio de comidas a domicilio para personas mayores que viven solas. Los más de 100.000 que recibe Tarrés han permitido abrir La Ferreria, que expone herramientas agrícolas. También aportó 50.000 euros para una Escola Bosc, una iniciativa privada pero que suponía dos empleos en y la posibilidad de atraer a familias con niños al pueblo. Talavera otorga a más de 30 niños, niñas y jóvenes ayudas de 80 euros al año cuando están en escoles bressol y de 300 euros a los universitarios.

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