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Sorpresa en municipios que no pueden abrir sus bares y confusión en los que sí

Cristina Begué, propietaria del bar Le Bistrot, en Torrefarrera, sigue sin poder servir en el local.

Cristina Begué, propietaria del bar Le Bistrot, en Torrefarrera, sigue sin poder servir en el local.ITMAR FABREGAT

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Habitantes de municipios con menos de diez mil vecinos manifestaban ayer sorpresa y extrañeza al no poder abrir el interior de bares y restaurantes por su alta densidad de población; mientras que, en las poblaciones donde sí se puede, persistía un días después la confusión tanto entre la clientela como incluso entre responsables de establecimientos.

La autorización de abrir el interior de bares y restaurantes en municipios de menos de diez mil habitantes y baja densidad de población se publicó el pasado viernes, pero ayer todavía provocaba sorpresa en localidades como Rosselló y Torrefarrera, donde no pueden hacerlo al superar los cien vecinos por kilómetro cuadrado. Responsables de establecimientos y vecinos de estas dos localidades lo consideraron un agravio comparativo respecto a localidades vecinas; mientras que otros lo asumieron con resignación en favor de la seguridad ante el coronavirus.

Joaquina Campos, trabajadora de la Pastisseria Marquès de Rosselló, opinó que “es absurdo” que no les dejen abrir, ya que “es un perjuicio para los locales del pueblo que no tienen terraza y cada día que pasa para muchos será aún más difícil recuperarse”. En la misma línea se expresó Natàlia Ruíz, vecina del pueblo, que remarcó que “la mitad de los bares siguen cerrados y dictar medidas de este tipo sin que sean flexibles no tiene sentido”. En Torrefarerra, Cristina Begué, propietaria del bar Le Bistrot, se mostró más comprensiva. “Ir tan rápido no es bueno, ya que la gente debe acostumbrarse a las nuevas reglas del juego para que sirvan de algo, y cambiarlas de un día para otro puede ser contraproducente”, dijo.

Pueblos que no pueden abrir aún locales creen que los que no tienen terraza son los más perjudicados

A la sorpresa de los pueblos que se quedaron sin abrir, se sumaba el desconcierto que persistía, un día después de la publicación de la norma en el BOE, en localidades donde sí está permitido servir a clientes dentro de los locales. Así, vecinos de estas poblaciones e incluso responsables de establecimientos se mostraron confundidos y algunos lamentaron “el poco margen de reacción” para poder ofrecer un buen servicio.

Josep Lluís Oliveros, propietario del Bar Jolus de Corbins, descubrió ayer mismo que podía abrir el interior del local y empezó a acondicionarlo tras más de dos meses. “Me parece estupendo que la gente por fin pueda entrar al bar. Ahora que empieza el calor muchos lo agradecerán, además podré aumentar el aforo más allá del que tengo en la terraza”, aseguró. Roger Garcia, propietario del restaurante Cal Delme de Montgai, explicó que “hoy es el primer día que abrimos porque creemos que nos puede salir rentable y ya echabamos de menos la rutina, aunque parece que poca gente sabe que ya puede venir a consumir dentro del local, por lo que hemos empezado a difundirlo en redes sociales y con un bando municipal”. En Vallfogona de Balaguer, Anna Guillamet y Ramon Prat, propietarios del restaurante Farré, aseguraron que “el cambio nos ha cogido un poco por sorpresa, ya que no teníamos pensado abrir hasta la fase 2 y tenemos alguna reforma a medias así como poner a punto alguna máquina, ya que llevan mucho tiempo apagadas”.

En Sant Llorenç de Montgai, la terraza del camping La Noguera aparecía llena a mediodía, y también abrió el interior del restaurante. El establecimiento, uno de los pocos que han abierto en las comarcas del llano, recibe este fin de semana sus primeros visitantes desde que la declaración del estado de alarma les obligó a cerrar.

Cristina Begué, propietaria del bar Le Bistrot, en Torrefarrera, sigue sin poder servir en el local.

Cristina Begué, propietaria del bar Le Bistrot, en Torrefarrera, sigue sin poder servir en el local.ITMAR FABREGAT

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