«Los Rurales solo necesitamos armas en los controles de caza»

Estamos ante un año atípico en cuanto al riesgo de incendios forestales y la campaña de la siega por las abundantes lluvias de los últimos meses. ¿Está controlada la situación?

Es un escenario bueno de partida tanto en el número de incendias como de hectáreas quemadas, pero no podemos bajar la guardia. Si llega una oleada de calor, volverá a haber riesgo. Hacía muchos años que el punto de partida no era tan bueno.

Los Agentes Rurales hacéis mucho énfasis en la campaña de la siega.

Sí, el trabajo de prevención y vigilancia es muy importante. En cuanto a la vigilancia, es fundamental la campaña de la siega, en el que el objetivo es que en las comarcas cerealistas estemos muy pendientes del control porque, en caso de cualquier incendio, podamos dar una respuesta rápida y efectiva. Recordamos a los agricultores que en las cosechadoras y otras máquinas deben llevar equipos de primera intervención como extintores.

Parece que cada vez hay una mayor concienciación entre los agricultores.

La colaboración con ellos es muy importante y absoluta. Al principio eran reticentes pero ven que funciona. Hay que tener en cuenta que cuando se produce un incendio en la siega, en la mayoría de casos la maquinaria sufre daños y los propios agricultores están interesados en que no haya casos. Muchos de ellos incluso incorporan medidas complementarias.

El año pasado por las oleadas de calor, con picos de temperatura de más de 40 grados, se tuvo que restringir la siga en algunas horas y algunos puntos. Este año no ha sido necesario.

No. El año pasado vivimos una situación extrema e incluso tuvimos que cerrar lugares de acceso a zonas. Hubo muchos días con el máximo nivel de alerta del Plan Alfa. No prevemos una situación como la del año pasado por lo que no habrá restricciones en la actividad.

Una de las funciones de los Agentes Rurales es la investigación de las causas de incendios forestales. ¿Qué representa?

Es un aspecto fundamental. Si podemos conocer las causas de los fuegos, podemos actuar sobre ellas y así reducir el riesgo. Una de las novedades de este año es una campaña pionera de señalización de tráfico de prohibición de tirar colillas. Hemos homologado una señal de tráfico donde se indica la prohibición de tirarlas. Es una prueba piloto y la hemos colocado en un tramo de una carretera de Avinyó, en el Bages, donde se han producido varios fuegos por este motivo. El objetivo es colocarla en puntos negros. Es una manera de incidir para reducir esta causa y espermos que tenga resultados positivos.

El Govern ha aprobado la incorporación de 50 nuevos agentes. Desde hace tiempo los sindicatos y las agrupaciones se quejan de la falta de personal.

Continuamos con el plan estratégico que nos debe permitir en el 2024 tener 300 nuevos agentes en el cuerpo y cubrir todas las jubilaciones que se produzcan de una plantilla que actualmente es de unas 500 personas.

Uno de los debates de los últimos años en el seno del cuerpo ha sido el de llevar armas, especialmente tras el asesinato de dos agentes por parte de un cazador. ¿Cuál es la situación en estos momentos?

Es un debate que siempre ha existido. No somos un cuerpo propiamente armado como podrían ser los Mossos d’Esquadra. Los Agentes Rurales, según la ley, podemos llevar armas en algunas actuaciones y es lo que hemos hecho, como pueden ser las inspecciones de caza. Lo único que hemos hecho es reglamentar esta situación como qué tipo de armamento y en qué situaciones. Esto, obviamente, crea un debate con partidarios y detractores. Nosotros, como dirección general, lo que debemos hacer es proporcionar la mayor seguridad en aquellas actuaciones que lo requieran como los controles de caza o de furtivos y que iremos desplegando. Por ejemplo, en estas intervenciones participan más agentes, debidamente armados, y hay comunicaciones por radio para reforzar la seguridad.