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Pueblos de Lleida ganan vecinos por la Covid y habitan casas vacías

Personas que “escapan” de las ciudades o que deciden convertir su segunda residencia en su vivienda habitual || Buscan comprar inmuebles o bien alquilarlos

Imagen de archivo de una de las plazas de Ciutadilla.

Imagen de archivo de una de las plazas de Ciutadilla.SEGRE

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Pueblos pequeños de Lleida han incrementado su censo con la llegada de nuevas familias a raíz de la crisis sanitaria. Estos han notado que hay más personas que quieren salir de la ciudad y prefieren la calma de un pueblo a pesar de que, en algunos casos, los servicios no son los mismos. También hay quien se empadrona en su segunda residencia para poder ir si hay otro confinamiento.

En Ciutadilla “se han formalizado dos alquileres y una compra”, según explicó el alcalde, Òscar Martínez. En Preixana el censo ha aumentado y ya superan los 400 vecinos, de los que unos 20 se han empadronado desde marzo, según el primer edil, Jaume Pané. Desde entonces se han vendido 4 casas a personas de Tàrrega o Bellpuig en su mayoría. En Puigverd d’Agramunt, desde marzo se han instalado tres familias y el alcalde, Joan Eroles, dijo que el empadronamiento ha aumentado un 5%. En Ossó de Sió se han vendido dos casas que hacía tiempo que estaban a la venta y se ha alquilado otra. El alcalde de Llavorsí, Josep Vidal, señaló se han empadronado 4 personas de segundas residencias. El primer edil de Vinaixa, Josep Maria Tarragó, afirmó que familias que antes eran de segunda residencia ahora residen y teletrabajan en el municipio. El alcalde de La Floresta, Jaume Setó, indicó que foráneos se han interesado por comprar casas. Apuntó que muchas topan con que en algunos pueblos no hay fibra óptica, las condiciones para teletrabajar no son idóneas y reclamó celeridad en desplegar esta tecnología. El alcalde de Granyena de Les Garrigues, Francesc Esquerda, dijo que se ha instalado una familia. En Torre-serona se han vendido parcelas y han recibido llamadas para preguntar por el precio del suelo, pisos o alquileres, según el alcalde, Agustí Jiménez. En Almenar ha habido peticiones para comprar casas vacías.

Masovería urbana para frenar el deterioro de inmuebles viejos

En Maldà también han notado un creciente interés por el pueblo, y han impulsado una prueba piloto de masovería urbana entre el propietario de una vivienda desocupada y una pareja joven. “El ayuntamiento y el consell del Urgell hemos hecho el acompañamiento y, aunque se encuentra en una fase muy inicial, la valoración es positiva”, dijo el conseller de Repoblación y concejal de Maldà, Sebastià Mata. Bellpuig también promueve la masovería para frenar el deterioro de inmuebles. Mata, que forma parte de la Associació de Micropobles, destacó que quieren convocar una mesa de vivienda en el mundo rural.

Sant Martí de Maldà, Verdú y Vallbona también han recibido peticiones de vivienda. El alcalde de Sant Martí y presidente del consell del Urgell, Gerard Balcells, destacó que “parejas jóvenes que se habían ido a la capital se plantean volver”. Añadió que, tras el confinamiento y la pandemia, muchos han apostado por el teletrabajo y propietarios de segundas residencias se plantean convertirlas en su vivienda habitual y pasar así más días en el pueblo. Balcells señaló que es importante seguir reclamando mejoras en los municipios rurales para garantizar el equilibrio territorial. Destacó que en algunos pueblos la cobertura móvil es casi nula o la conexión a internet es muy lenta. En cambio, en otras localidades como Llimiana, antes de que se decretara el estado de alarma llegaron vecinos de segunda residencia para teletrabajar desde esta población, según explicó el alcalde, Josep Terré.

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