SEGRE

MEMORIA HISTÓRICA GUERRA CIVIL

Los restos de otro soldado de la fosa de El Soleràs, ya en su casa

El director de Memòria Democràtica, Antoni Font, y familiares de Herminio Bonilla, en la fosa común.

El director de Memòria Democràtica, Antoni Font, y familiares de Herminio Bonilla, en la fosa común.ACN

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La Generalitat entregó ayer a su familia los restos de un soldado del ejército franquista recuperados en la fosa común de la Guerra Civil situada en el antiguo cementerio de El Soleràs, la novena persona que Memòria Democràtica ha podido identificar de las 146 que se hallaron en este lugar. Se trata de Herminio Bonilla Javato, originario del pueblo extremeño Arroyo de la Luz y cuyo nombre figuraba en una lista que elaboró el ayuntamiento de El Soleràs en 1958 de los allí enterrados.

La prueba genética efectuada a uno de sus sobrinos corroboró la identidad de la víctima, cuyos restos serán inhumados ahora en el cementerio de esta localidad de Cáceres. El director general de Memòria Democràtica, Antoni Font, acompañado del alcalde de El Soleràs, Jordi Sarlé, entregó ayer por la mañana los restos de Herminio a una sobrina, al marido de esta y a su hijo.

El acto se llevó a cabo en el ayuntamiento de esta localidad de Les Garrigues, aunque previamente también visitaron la fosa común donde estaban enterrados los soldados. José Luís Mirón Bonilla, resobrino de la víctima, explicó que “ha sido un día muy emotivo y especial” para la familia, al mismo tiempo que agradeció la labor para recuperar e identificar restos de fosas de la Guerra Civil, lo cual permite “ir restaurando la memoria de muchas de las víctimas que perdieron la vida”.

Tras una investigación en la que también participó el historiador extremeño Francisco Javier García Carrero, un análisis genético en el Hospital Vall d’Hebron finalmente pudo comparar el ADN de uno de los familiares de Herminio y confirmó la coincidencia genética.

Novena víctima identificada

El Soleràs fue un punto destacado en la organización sanitaria republicana, sobre todo entre julio y noviembre de 1938. Se instalaron dos hospitales en edificios de la población y un equipo quirúrgico móvil que atendieron a los soldados que habían sido heridos en el frente.

Los fallecidos se enterraban en el antiguo cementerio de la población, que en aquella época estaba en desuso. Con Herminio Bonilla, ya son nueve las víctimas que han podido ser identificadas en los últimos meses a partir del cruce de datos del Programa de Identificación Genética.

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