Los pantanos pierden reservas en uno de los otoños más secos en años

Hacía más de 10 años, afirma la alcaldesa, Carme Lostao, que los vecinos de Oliana no veían las ruinas de las construcciones anegadas por el agua del pantano, inaugurado en 1959. El descenso del nivel del agua por la falta de aportaciones del río Segre ha dejado al descubierto restos de edificaciones como corrales (en la imagen) aún en pie. El embalse de Oliana está actualmente al 45% de su capacidad.

Junto con el resto de los principales embalses de Lleida, almacenan 340 hectómetros cúbicos de agua menos que el año pasado por estas fechas: Oliana y Rialb (en el Segre) tienen 144 hectómetros menos; Baserca, Escales, Canelles y Santa Ana (Noguera Ribagorçana) tienen 157 hectómetros menos y los del Noguera Pallaresa (hidroeléctricos) tienen 31 menos. La situación de momento no es preocupante para el regadío, ya que ahora la demanda es mínima y las campañas de riego comienzan en primavera. Sin embargo, mantienen la atención en las gráficas de lluvias.

En el pluviómetro de Mollerussa, por ejemplo, están a punto de cerrar el octubre más seco desde 1995 (6,4 litros por metro cuadrado, frente a los 43 de media histórica). Y el verano no ha sido mejor. En agosto se registraron en este mismo punto 3,9 litros, cuando la media es de 21,75.

Ante esta situación, los cultivos de secano están sobre aviso y los agricultores aguardan a que llueva para sembrar trigo, según Jaume Pedrós, de Unió de Pagesos. “Hace mucho tiempo que no llueve”, admitió, y añadió que “la colza ya no pudo sembrarse”.