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Àngel Ros deja de ser embajador de España a Andorra

Llevaba desde el 2018 al cargo, y lo sustituirá el gerundense Carlos Pérez-Desoy

Àngel Ros

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El Consejo de Ministros aprobará este martes el relevo de Àngel Ros como embajador de España en Andorra. Ros, de 70 años, había pedido su relevo como embajador. Carlos Pérez-Desoy, de Girona, será su sustituto.

Àngel Ros ha sido embajador español en Andorra desde agosto del 2018. Relevó al diplomático barcelonés Manuel Montobbio, que era embajador en el país pirenaico desde julio de 2014. En el momento del nombramiento, Àngel Ros llevaba 14 años al frente de la Paeria de Lleida. Accedió a la alcaldía de Lleida en el 2004 y revalidó el cargo de alcalde el 2007, 2011 y 2015.

Una vida política

Àngel Ros (Lleida, 1952) partió de ser prácticamente un desconocido para la ciudadanía en sus inicios, pero consiguió una popularidad que lo llevó a conseguir un hito histórico que ni siquiera alcanzó a su predecesor, Antoni Siurana, que encadenó dos mayorías absolutas consecutivas.

Heretó la alcaldía de Lleida el año 2004 cuando el histórico Antoni Siurana, que el había fichado para su lista, renunció después de 22 años al ser nombrado consejero de Agricultura. Entonces pocos lo conocían, pero después de un insistente trabajo de campo y la asistencia constante a actos en la ciudad, en el 2007 consiguió vencer en las municipales por una clara mayoría absoluta. A las elecciones del 2011 revalidó los quince ediles del anterior mandato y alcanzó así un récord que no había conseguido Siurana: encadenar dos mayorías absolutas seguidas. Además, Lleida se convirtió en una bastión para los socialistas, ya que entonces encajaron un porrazo de consideración en el resto de Lleida, Catalunya y España.

Hasta entonces, sus mandatos se caracterizaron por el impulso de grandes obras como el palacio de congresos (la Llotja), el puente de Príncipe de Viana, el cubrimiento de las vías, la pasarela de los Maristas o el nuevo cuartel de la Guardia Urbana, prometida reiteradamente desde la época de Siurana. También dio un impulso definitivo al parque científico y agroalimentario de Gardeny, así como a la educación, con la construcción de varios jardines de infancia y la concesión de centros abiertos para complementar la educación a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social. Otra de las obras materializadas durante su mandato, a pesar de que impulsada por el Estado, fue la adecuación del antiguo convento del Roser en Parador Nacional de Turismo. En cambio, otros proyectos no arraigaron, como la conversión de Les Basses en un parque familiar dedicado a los Pitufos anunciada en el 2014, que no consiguió ilusionar a la ciudadanía y acabó en nada.

A partir del 2015 Ros empezó a sufrir desgaste. El conflicto con la entonces primera teniente de alcalde, Marta Camps, a quien destituyó, le pasó factura, aunque Anticorrupción y Antifraude no encontraron las irregularidades que había denunciado. Aquel mismo año hubo elecciones municipales y Ros sólo consiguió ocho ediles, lejos de la mayoría absoluta, fijada en catorce, alcanzada en los dos comicios anteriores. Pactó el cartapacio con Cs, a cambio de potenciar el bilingüismo en la ciudad, entre otras cuestiones, y también le dio apoyo el grupo popular, que se ha mantenido durante todo el mandato en la mayoría de proyectos.

Esta situación coincidió con el auge del proceso independentista en Lleida y el resto de Catalunya, el beneplácito de los socialistas a la aplicación del artículo 155 en Catalunya por parte del Gobierno central del PP, la ofensiva judicial contra el proceso, con su patinazo el 1-O cuando dijo, en un primer momento, que la actuación de la policía fue “proporcionada”, y con la entrega obligada de las obras del Museo a Sixena. Eso comportó que a las múltiples manifestaciones independentistas, y de otra índole, se escucharan gritos de “Ros, dimisión” y que fuera abroncado a la inauguración de la exposición de la obra Presos políticos en el Museo de Lleida.

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