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La nueva televisión: de la experiencia familiar a la elección individual

La audiencia en diferido, el uso multidispositivo y la posibilidad de consumir contenido de forma continuada cambian la manera de ver televisión y trastocan el modelo de negocio

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De ver la televisión en familia, en el sofá, para después hablar a la máquina del café del trabajo o al patio de la escuela a hacerlo soo, en la 'tablet o en el móvil para comentarlo en tiempo real en redes sociales. En pocos años, la televisión ha vivido cambios muy relevantes, unas transformaciones propiciadas, en gran medida, por la aparición de plataformas como Amazon Video o Netflix, que este año cumple una década.

Internet ha impactado en la manera de ver la televisión, el modelo de negocio, la audiencia y el tipo de experiencia que se obtiene. Tanto la televisión tradicional como la nueva televisión en la red tienen en frente importantes retos para afianzar su posición.

«La televisión no ha muerto. De hecho, disfruta de una relativa buena salud. Pero sí que se ha transformado», explica la experta en marketing y redes sociales y profesora de los estudios de Comunicación de la UOC Elena Neira. Lo dice en su libro ‘La otra pantalla’ (Editorial UOC).

La televisión de antes, apunta Neira, era «unidimensional», es decir, se veía en un único aparato y proporcionaba a todo el mundo la misma experiencia; ahora, la nueva televisión es «multidimensional: multidispositivo, multidistribución, multilineal y multiexperiencia». Para Neira, quien ha salido ganando con estos cambios es, sin duda el usuario, que ahora puede escoger qué quiere ver, cuando lo quiere ver y como; es la nueva audiencia en diferido. «El espectador ya no está limitado a tener que ver un programa en un momento determinado. Ahora hay muchísima más libertad», explica Neira.

Buscando un nuevo modelo de negocio

Si la audiencia gana, la otra cara de la moneda es el modelo de negocio, que se resiente forzado en este proceso de remodelación de la televisión. «La audiencia en diferido multidispositivo canibaliza la audiencia del lineal. El programa pierde audiencia y todavía no sabemos como agregarla», lamenta Neira. Con la bajada de espectadores que miran los programas en directo en la televisión, se ponen en duda los ingresos publicitarios y, por lo tanto, la principal fuente de financiación de las cadenas. El reto ahora es como se pueden medir los espectadores que ven el contenido por medio de los móviles, las tablets o la televisión conectada, cosa que implica dificultades técnicas, pero también de criterio, como establecer hasta cuántos días después del estreno se considera que se tiene que computar la audiencia.

«Es muy difícil aglutinar estas dos audiencias porque son muy distintas. La audiencia tradicional es cuantitativa y la audiencia en diferido multidispositivo es una audiencia cualitativa», señala esta experta en nuevas pantallas. Para Neira, mientras que la audiencia tradicional «se basa en la acumulación de ojos delante de la pantalla», en internet eso cambia, se buscan indicadores más cualitativos como la intensidad del consumo —cuántos capítulos de una serie se ven de una tirada—, los minutos consumidos o en qué punto la gente abandona. Para Neira, en entornos digitales «hay que considerar la voluntad de ver el contenido» por parte del espectador que lo escoge y otros factores como «la relación más íntima» que las personas tienen con sus dispositivos móviles, más próximos que la televisión.

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