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«La aventura hoy está en la exploración en nuestro interior»

El director adjunto de La Vanguardia y exredactor de SEGRE publica su segunda novela, ‘La sonámbula’, un thriller psicológico repleto de obsesiones sentimentales

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Cuatro años después de su debut en la literatura de ficción con Una flor del mal, el periodista Miquel Molina (Barcelona, 1963), actual director adjunto de La Vanguardia y redactor de SEGRE en sus inicios, acaba de publicar La sonámbula (Destino), un thriller psicológico con ingredientes como la danza, la astronomía, el estrés, el sonambulismo, la física cuántica e incluso el sexo con muñecas.

¿Cómo se junta todo esto?

La novela arranca como un thriller clásico, con el cuerpo del delito, y evoluciona hacia un thriller más psicológico, de búsqueda personal, y aquí aparecen todas las obsesiones y las fobias que puede tener la protagonista.

¿De dónde surgió la idea para esta historia?

De una anécdota personal. Un día me estaba duchando en casa y llamó a la puerta la asistenta del piso de abajo, que se había encontrado a la mujer a la que venía a cuidar medio muerta en el lavabo. Bajé, la ayudamos entre los dos, avisamos a la ambulancia, creo que ya se la llevaron muerta..., pero yo pude quedarme en aquel piso durante un rato y vi que estaba lleno de cosas, de muchos cuadros antiguos, escritorios llenos de papeles... Lo que no pasó fue lo que hace la protagonista de la novela: quedarse allá y husmear por las habitaciones.

O sea, la trama tiene un componente real y autobiográfico.

Solo el punto de partida. Pero bueno, hay que pensar que cualquier escritor acaba siempre diluido dentro de sus personajes.

La imagen de la portada de la novela me recuerda ‘La ventana indiscreta’, de Hitchcock.

No ha sido buscado pero al final sí que hay algún referente de Hitchcock en el tema de la curiosidad por la vida de los otros; también sobre el miedo y el papel simbólico de los pájaros, la importancia del mundo onírico... Pero la idea de fondo de la novela es el miedo que tenemos a la figura del doble, de nuestra réplica, que una réplica nuestra pueda actuar de manera autónoma. Algo que podemos encontrarnos en nuesta vida cotidiana, cualquiera puede hackearte la cuenta de e-mail, de Twitter o de Facebook y suplantarte. Este miedo a la suplantación, a la figura del doble, de la réplica, marca toda la novela.

La curiosidad por los secretos de los vecinos puede acabar siendo una obsesión, como le sucede a la protagonista de su libro.

Sí, ella en principio solo quiere ayudar pero tiene también una actitud de gran curiosidad. Yo también quería profundizar en el hecho de que hoy en día la aventura ya no tiene aquel sentido tradicional de antaño, porque por ejemplo ahora a través Google Earth puedes llegar a ver cualquier rincón del planeta, contemplar las fuentes del Amazonas desde el ordenador de tu casa. Tenemos tal conocimiento del medio natural que yo creo que la aventura hoy está en nuestro interior, y muchas veces mirar en la vida de los vecinos es explorarnos a nosotros mismos. Hoy, el auténtico deporte de aventura es la exploración interior, encontrarnos interiormente. Mi protagonista, en la situación extrema en la que ella misma se pone con su curiosidad, de alguna manera está haciendo puenting, se ha tirado por un barranco. El equivalente de la goma que la sujeta para que no se mate es la red de amistades, de pareja y exparejas que tiene.

Por cierto, su primera novela también tenía protagonista femenina. Ha vuelto a meterse en la piel de una mujer. ¿Es una cuestión de mercado porque las mujeres leen más que los hombres?

Bueno, sí que hay más mujeres leyendo novelas que hombres, pero no creo que ellas lean solo cosas de mujeres, no creo que esto vaya por aquí. En realidad, tomé un tema de la primera novela, un diario íntimo de una adolescente que tenía todas las ilusiones intactas, y he recuperado aquella voz y la he trasladado a la actualidad como una mujer de 42 años que comienza a darse cuenta de forma abrupta y con gran estrépito de las ilusiones perdidas.

¿La obsesión de un periodista es convertirse en novelista de éxito?

Es tan ínfima la proporción de que tengas éxito en cualquier manifestación artística a la que te dediques que, si trabajaras solo por el éxito, sería muy frustrante. En mi caso, solo es la necesidad de explicar historias. Y esta me ha ido atrapando y se ha ido dibujando ella sola.

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