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La Seu Vella, el camino desde 1707 a patrimonio mundial

El historiador leridano Guillem Roca, repasando ayer algunos episodios de la Guerra de Sucesión.

El historiador leridano Guillem Roca, repasando ayer algunos episodios de la Guerra de Sucesión.ITMAR FABREGAT

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La sala de la Canonja de la Seu Vella volvió a recordar ayer la caída de la ciudad de Lleida ante las tropas borbónicas de Felipe V ya hace 311 años, el 11 de noviembre de 1707. Lo hizo con un acto de conmemoración encabezado por el historiador leridano Guillem Roca, que repasó algunos de los episodios más destacados de la Guerra de Sucesión, “un conflicto que supuso el olvido del Turó de la Seu Vella y su reconversión en un cuartel militar”. El asalto de las tropas borbónicas se tradujo en la quema de todo tipo de edificios, y el episodio más violento fue el vivido en el convento del Roser, donde perecieron numerosos civiles. A partir de entonces, el monumento sufrió cambios y transformaciones que, según apuntó Roca, “nos recuerdan la dureza de la guerra y nos ayudan a hacer de la Seu Vella un símbolo para la paz”. En esta línea se expresó también la concejala de Cultura, Montse Parra, quien hizo hincapié en la importancia de recordar la historia de la ciudad para “quererla aún más”. También destacó la candidatura del Turó de la Seu Vella a patrimonio de la humanidad, asegurando que “además de aportar conocimientos sobre estos hechos históricos, este acto nos permite trabajar conjuntamente en la candidatura”. En este sentido, Parra llamó a todos los leridanos a “implicarse en este proyecto, participando en todos los actos que se lleven a cabo para dar a conocer nuestra historia y nuestro monumento”. Por su parte, el delegado del Gobierno de la Generalitat en Lleida, Ramon Farré, recordó a los independentistas presos, asegurando que “el futuro de este país solo estará en buenas manos si nos lo trabajamos nosotros, porque nada nos vendrá regalado”. Al acto también asistieron, entre otros, el director del Consorci del Turó, Joan Baigol, quien aseguró que “con este acto celebramos el final de un conflicto bélico y el inicio de una época muy negra para la ciudad, pues la Seu Vella dejó de ser catedral para convertirse en un fortín militar”. Hace once años que la Canonja acoge un acto de conmemoración de esta derrota.

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