SEGRE

HISTORIA MEMORIA

Documentan 57.000 víctimas de la Guerra Civil en Catalunya

El historiador de Sedó afincado en Sanaüja Jordi Oliva, la semana pasada en Cervera.

El historiador de Sedó afincado en Sanaüja Jordi Oliva, la semana pasada en Cervera.XAVIER SANTESMASSES

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El Cost humà de la Guerra Civil, un proyecto de investigación coordinado por el historiador leridano Jordi Oliva, ha documentado 57.000 víctimas mortales durante la contienda en Catalunya, de las cuales 7.840 fueron muertos o desaparecidos en las comarcas de Lleida. Se trata de un proyecto abierto, ya que confía poder llegar a las 80.000 víctimas, que es lo que calcula atendiendo a los nombres que le quedan por investigar procedentes de diferentes fuentes. Para Jordi Oliva, nacido en Sedó, en la Segarra, se trata del gran proyecto de la memoria histórica “porque es importante recordar a las víctimas pero el gran proyecto de un país es poder poner nombres y apellidos a todos los muertos en el conflicto”. Todo un reto personal en el que comenzó hace más de treinta años. En 1986, coincidiendo con el 50 aniversario del inicio de la Guerra Civil, Oliva recibió el encargo del entonces director del Centre Història Contemporània de Catalunya, el historiador de Cervera Josep Benet, para documentar las víctimas en la Segarra. Era el momento en que se constituyeron los archivos comarcales y se recuperaban los archivos locales. Esto permitía hacer consultas documentales de los archivos catalanes, trabajo que inicialmente se sumaba a la recogida de testimonios, pueblo a pueblo. La propuesta inicial de Benet tenía como ámbito y de forma exhaustiva los fallecidos de ambos bandos y la de los civiles caídos en accidentes derivados de la guerra. En dos años Oliva finalizó su trabajo en la Segarra y continuó primero como colaborador del proyecto y desde 1989 como coordinador en Catalunya. La falta de recursos afectó los trabajos, que se interrumpieron entre 1995 y 2003, hasta que la ‘mediática’ recuperación de la memoria histórica los puso de nuevo en marcha. Las 57.000 víctimas documentadas no solo tienen nombre, edad, lugar y fecha de fallecimiento sino otros muchos datos como su profesión, su afiliación política o sindical, cargos, lugar de origen y vecindad, condición civil o militar, y también consta si estuvieron presos o enfermos y dónde, así como las circunstancias de la muerte, el lugar de entierro e incluso alguna foto. Para esta ingente labor, Oliva ha contado con una red de casi 200 historiadores locales y estudiantes voluntarios. Además, desde hace años, cada mes de julio se traslada a los archivos militares de Ávila, Guadalajara y Salamanca para continuar investigando, “en muchos casos costeándome el viaje y la estancia”. De hecho, Oliva lo considera un trabajo precario, como considera “precario que un proyecto de esta complejidad cuelgue de una sola persona. Es un poco decepcionante”, pero recuerda “el compromiso que adquirí con Josep Benet y el que tengo con Catalunya para que este sea un país normal”.

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