Sello leridano en el Festival de Pasqua

Si la producción Espill encantat fue el viernes un tributo de Cervera a su poeta Jaume Ferran, ayer Lídia Pujol, afincada en Torà, y la orquesta Julià Carbonell (OJC), acompañada del cuarteto Barcelona Clarinet Players, se ocuparon de poner la huella de Lleida en el Festival de Pasqua. Pujol actuó a mediodía en el espacio cultural de Sant Domènec con su repertorio de música tradicional Poesia de la terra. Acompañada a la guitarra por Guillermo Rizzoto y al bajo por Miquel Àngel Cordero, entró a la sala por la puerta principal pasando entre el público y entonando la pieza de Raimon He mirat aquesta terra. En total presentó 13 piezas, desde música de trovadores a la tradicional catalana El testament d’Amèlia, y se despidió con Petit País del gerundense Lluís Llach.

Por la noche el paraninfo universitario se llenó con el Viatge Sonor de la OJC y el grupo Barcelona Clarinet Players. Bajo la dirección de Alfons Reverté, interpretaron el Opus 145 de Salvador Brotons, padrino de la presente edición del festival, que continuará su marcha el jueves 18 con el estreno de Brotons Catalunya Universal, inspirada en el nacimiento de la Generalitat en la capital de la Segarra hace 660 años, y que proyecta reflejar un itinerario descriptivo e histórico de los conflictos y la lucha de la Generalitat hasta la actualidad.

Hasta el 20 de abril, la novena edición del Festival de Pasqua presenta un total de 15 conciertos y tiene un presupuesto de 95.000 euros, el más alto de la historia del certamen. Según el alcalde, Ramon Royes, esta mayor dedicación responde a “una apuesta estratégica de la capitalidad de la cultura catalana”.