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SANT JORDI 2019

Ida Vitale: “La locura del Quijote es la irrupción de un frenesí poético”

La poeta uruguaya, de 95 años, recoge el Premio Cervantes, “la emoción de mi vida”, según confiesa || Es la quinta mujer reconocida con este galardón literario

La poeta uruguaya Ida Vitale y los reyes, en la Universidad de Alcalà de Henares ayer.

La poeta uruguaya Ida Vitale y los reyes, en la Universidad de Alcalà de Henares ayer.EFE

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La poesía en el Quijote fue reivindicada ayer por la poeta uruguaya Ida Vitale que, a sus 95 años, recogió de manos del rey Felipe VI el Premio Cervantes, un galardón, dotado con 125.000 euros, que recibió emocionada en un acto en el que confesó que preferiría haber “abrazado” que leer un discurso. Los reyes presidieron la ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Vitale es la quinta mujer en recibir el Cervantes, un galardón que desde 1976 solo ha reconocido a las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana de origen francés Elena Poniatowska (2013). Su discurso, que finalizó pidiendo perdón por su “audacia” al acudir a Alcalà de Henares a hablar de Cervantes, estuvo lleno de referencias al Quijote en su Montevideo natal. Según la poeta, “muchas veces lo que llamamos locura del Quijote, podría ser visto como irrupción de un frenesí poético, no subrayado como tal por Cervantes, un novelista que tuvo a la poesía por su principal respeto”. En realidad, confesó, supo de don Quijote “por una gran pileta que, sin duda regalo de España, lucía en el primer patio de mi escuela”. Sus lecturas fueron “libres y tardías”, pero se convirtió en una “devoción total” cuando intimó “con aquella pareja española tan tiernamente compatible”. Y aceptó de inmediato el lenguaje de Quijote y Sancho: “me integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme en él como si fuese el mío propio”, recalcó la poeta, para la que, a la alegría de este galardón, se une el poder agradecerlo en español. Una vez finalizada la ceremonia, Vitale señaló que el reconocimiento es “la emoción de mi vida” y señaló que en el momento de recoger el premio se caía “en espíritu”. También afirmó que echó de menos a Antonio Machado, su “primer amor literario”. “Faltó pero estaba en mí”, dijo la galardonada, que resaltó su admiración por el poeta español. Junto a las personalidades invitadas a la ceremonia, se encontraban también la hija de Vitale, Amparo, así como sus nietas Emilia y Nuria, que como señaló la premiada, lloraron durante el acto. “Supongo que habrán pensado: mi abuela se muere de esta”, dijo. Su nieta Nuria señaló estar emocionada con los galardones que atesora su abuela. “Hasta el Nobel no para”, bromeó. Por su parte, el rey defendió la “universalidad” del español. Esta lengua es tan propia de América como de España”, destacó Felipe VI y señaló que “todos los hispanoablantes” son “corresponsables de la cultura que en ella se expresa” y que, según sus palabras, es “manifestación de unidad en la diversidad”.

El exilio y la poesía española, grandes referencias Durante su discurso, el ministro de Cultura, José Guirao, leyó dos poemas de Ida Vitale para recordar la influencia que en ella tuvieron muchos poetas españoles, a los que, dijo, “debe no haberse sentido nunca extranjera en España”. En concreto, recordó a dos poetas españoles del exilio republicano, José Bergamín y el premio Nobel Juan Ramón Jiménez, quienes ejercieron “una influencia literaria, intelectual y moralmente determinante en su obra”. La “antorcha del exilio” la heredó Vitale de uno de sus abuelos sicilianos, quien le legó además “el inconformismo, la incorruptibilidad y la exigencia, y la disposición de la apertura a lo distinto”, destacó el ministro de Cultura, que recordó cómo la poeta uruguaya se vio forzada al exilio en 1974 con su marido, el poeta Enrique Fierro, a México. Guirao destacó la poesía de Vitale como una forma de “nutrir” la conciencia en el mundo.

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