“Un sueño hecho realidad”

El proyecto Planta de la empresa Sorigué de Lleida y su fundación cada vez es menos un proyecto y más una realidad. En este complejo industrial de Balaguer, cerca de Menàrguens, ayer quedó instalada definitivamente la obra Ocean Without a Shore, del artista norteamericano Bill Viola, uno de los grandes referentes mundiales del vídeoarte. La obra, que el público podrá ver a partir del próximo otoño, se convierte así en la primera instalación permanente de Planta, después de que en octubre de 2017 abriese al público Double Bind, de Juan Muñoz, aunque en este caso ya se concibió con carácter temporal, para que pudiese ser vista cinco años, cedida en préstamo.

Ocean Without a Shore está compuesta por tres pantallas verticales de alta definición que, a través de una progresión cíclica de imágenes, representa una serie de encuentros en la intersección entre la vida y la muerte, en la que participan 24 personas. Se acercan lentamente desde la oscuridad hacia la luz y cada una debe atravesar un umbral invisible de agua y luz para pasar al mundo físico. Una vez en él, se dan cuenta que su presencia es finita y deben regresar al lugar de donde vinieron. Un ciclo que se repite de forma ininterrumpida dentro de un espacio creado especialmente para la ocasión (ver desglose). Otro de sus atractivos es la instalación de sonido que la acompaña. La presidenta del grupo y la Fundación Sorigué, Ana Vallés, reconoció que “hoy [por ayer] cumplimos un sueño porque es la primera instalación permanente de Planta, un sueño hecho realidad”, que además plasma “todo lo que representa Planta, los valores de Sorigué y sus cuatro elementos: paisaje, conocimiento, arquitectura y arte, pues se trata de una rehabilitación de un edificio existente con materiales de nuestra gravera. Es un ejercicio de innovación, sostenibilidad y economía circular”. Sobre Ocean Without a Shore aseguró es una de las obras fundamentales de Viola y que además “entronca con la visión humanista de la colección Sorigué.”

La presentación contó con la presencia de la australiana Kira Perov, esposa del artista y directora ejecutiva del estudio de Bill Viola Studio, que no pudo acudir por problemas de salud. “La obra genera una experiencia muy emotiva en los espectadores, que tienen la sensación de que la gente de las pantallas camina a través de las paredes y en el espacio, como si estuvieran entre nosotros”, aseguró.

¿Qué impresión ha tenido al ver la instalación de

Ocean Without a Shore

en Planta?

Ya, desde un primer momento, a Bill y a mí nos encantó la idea de que estuviese expuesta en medio de la naturaleza, en un espacio muy sugerente, en un antiguo edificio reconstruido como este. El entorno de la cantera es muy diferente a lo habitual, pero creo que es un marco ideal para acoger la obra de Bill. Además nos alegró muchísimo ver que se respetan las medidas del espacio para el que fue concebida Ocean Without a Shore, esto en la iglesia italiana de San Gallo del siglo XV, como proyecto colateral de la Bienal de Venecia de 2007. Desde entonces, la pieza no había vuelto a verse en Europa.

¿Qué le parece un proyecto como Planta?

Está pensado con mucho cuidado, un gran respeto por el medio ambiente y, además, me parece precioso. Realmente es muy diferente a lo que nos acostumbramos a encontrar en las canteras, que suelen ser espacios sucios y desordenados. Aquí todo está hecho con un gran respeto por la estética.

¿Han encontrado proyectos similares durante sus exposiciones y viajes internacionales?

No. Nunca he visto nada igual. Es cierto que hay espacios al aire libre con esculturas que también respetan el entorno y se imbuyen de él, pero desde luego no es lo mismo.

Un edificio sostenible para el medio ambiente acoge la pieza Ocean Without a Shore quedó instalada en una sala construida específicamente para acoger la obra. Es un espacio nacido de un proyecto de investigación entre Sorigué y el estudio arquitectónico Fet de Terra, bajo criterios de sostenibilidad, innovación y economía circular. El sistema constructivo ha utilizado la tierra de la gravera de Sorigué para crear tanto las paredes como, por primera vez, un techo plano de tierra compactada armada. Esto lo convierte en una edificación sostenible para el medio ambiente, y además, fomenta la economía circular dentro de la empresa. A su vez, el espacio está instalado en un edificio rehabilitado que anteriormente fue un lugar de trabajo del complejo industrial. De esta forma, la primera instalación permanente de Planta se convierte en un espacio de confluencia entre la creación artística y la innovación empresarial del grupo Sorigué y su fundación.