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ARTE NUEVAS TECNOLOGÍAS

De Mollerussa al mundo

Albert Barqué-Duran junto a una de sus obras en el festival de Linz.

Albert Barqué-Duran junto a una de sus obras en el festival de Linz.SEGRE

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Después de participar el pasado febrero en el Mobile World Congress de Barcelona con uno de los 10 proyectos internacionales de ciencia, arte y tecnología seleccionados por la organización, el investigador y artista de Mollerussa Albert Barqué-Duran sigue labrándose un nombre de prestigio en el mundo del arte digital. Así, este pasado fin de semana fue invitado para participar en uno de los eventos de mayor prestigio internacional en este terreno, el Ars Electronica Festival que se celebra cada año desde hace cuatro décadas en la ciudad austríaca de Linz.

Barqué-Duran explicó a SEGRE que “me ha hecho mucha ilusión que me hayan seleccionado para este certamen, que es uno de los festivales más prestigioso y más reconocidos de arte electrónico del mundo”. El artista leridano, que el pasado mes de marzo recibió junto al músico y productor de Mollerussa Marc Marzenit el premio Ciutat de Lleida por el proyecto conjunto The Zero-Gravity Band, estrenado en el Sónar 2018, no solo presentó en Linz una muestra de su última obra artística sino que también fue uno de los ponentes de un taller de una sección del festival denominada Future Innovators. De acuerdo con el lema de este año del certamen, “la crisis de la mediana edad de la revolución digital”, esta sección organizó tres wokshops paralelos, entre ellos uno dedicado a la Humanidad del Futuro. Barqué-Duran participó en este taller, con debates teóricos y charlas ante el público tratando de responder a cuestiones, por ejemplo, sobre cómo nos vemos a nosotros mismos cuando separamos nuestro sentido de la existencia del de los robots o del de la Inteligencia Artificial; dónde quedará la libertad humana en una sociedad completamente controlada o cómo se desarrollará nuestra ‘neo-humanidad’ en el futuro.

Cabe recordar que uno de los últimos trabajos de Barqué-Duran, en colaboración con la compañía Nokia Bells Labs en Cambrigde, consistió en el desarrollo de una tecnología innovadora de inteligencia artificial capaz de captar las emociones del público que se mueve en un espacio determinado y transformarlas en imágenes, que en sus shows en directo el artista pinta sobre una escultura.

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