Tirando del hilo rojo del exilio

“No es otro libro sobre el procés”, advierten los periodistas Mònica Hernàndez y Roger Tugas, autores de Ferides d’exili (Pagès Editors). El libro recoge 17 testimonios que van más allá de la actualidad.

“Cuando Pablo Iglesias reconoció a Carles Puigdemont como un exiliado se le echaron encima porque parecía que solo hubo exiliados en la Guerra Civil y no es cierto”, subraya Tugas. “Ha habido muchas oleadas de exilios.

Hay un déficit de memoria histórica”. Hernàndez, subdirectora del programa FAQS de TV3, coincide en que una de las claves del libro es dar a conocer la represión del tardofranquismo.

“Los exiliados del 1-O están presentes”, pero además de Carles Puigdemont, Marta Rovira, Toni Comín, Lluís Puig, Clara Ponsatí y Meritxell Serret, el libro recoge testimonios de represaliados por el franquismo, como Lluís Llach, aunque “dice que lo suyo fue casi un Erasmus”, o los leridanos Carles Sastre, Josep Maria Reñé y Aleix Renyé. “Era necesario este libro para que no se perdiera la memoria de esta época”, añade la periodista.

El exilio es un “hilo rojo”, aunque ha tenido muchos colores, y una constante: el independentismo. .

Cada uno lo vive a su manera, pero todos coinciden en la imposibilidad de hacer planes a largo plazo. “El futuro es mañana, pero tienes que arraigar un poco”.

Aunque siempre sea duro tener que irse de casa, los autores hacen hincapié en que hay una gran diferencia entre el exilio actual y el de los 70-80. “La mayoría eran militantes de organizaciones armadas que luchaban contra una dictadura y se vieron obligados a vivir en la clandestinidad”, subrayan.

Ahora la comunicación es más fácil. Josep M.

Reñé y Aleix Renyé (hermanos, aunque se escriben el apellido con distinta grafía) dejaron una carta a sus padres y se fueron de Lleida. Josep Maria acabó en un kibbutz israelí y Aleix sigue en Francia, aunque no se considera un exiliado porque vive en la Catalunya Nord.

En el caso de los represaliados por el 1-O, Hernàndez explica que se ha querido mostrar la dimensión más íntima y humana de unos personajes con una gran proyección pública. “Impactan testimonios como el de Meritxell Serret, que explica cómo gestionó la soledad de la pandemia lejos de su casa y de su familia.

En el libro, incluso hay cabida para una historia de amor, la de Josep M. Garcia y Àngels Coté, que se conocieron en el exilio y llevan más de cuarenta años juntos.

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Los exiliados del tardofranquismo tuvieron que romper con su pasado y vivir en la clandestinidad

“Hay dos manera de vivir el exilio. Con las maletas preparadas bajo la cama para irse al día siguiente o con la ropa colgada en el armario porque has perdido la esperanza”. Una lucha contra la melancolía, en palabras de Toni Comín.