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Defensa de cristal

El Lleida vuelve a regalar puntos al dejarse empatar en el Camp d’Esports por el At. Levante en el minuto 93, tras un enésimo error || Turu Flores marcó el 1-0 en el 76

Guillem Martí és tirat a terra per un jugador de l’Atlètic Llevant, en una acció del partit d’ahir.

Guillem Martí és tirat a terra per un jugador de l’Atlètic Llevant, en una acció del partit d’ahir.

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El Lleida dejó escapar ayer una victoria que ya tenía en sus manos, al regalarle el empate al Atlético Levante (1-1), con el enésimo error defensivo, cometido de nuevo en los últimos minutos de juego. Ocho partidos jugados y en ninguno de ellos el Lleida ha sido capaz de mantener su portería a cero. Ayer parecía que iba a ser el día, pero tampoco lo fue. Un balón absurdamente perdido en el minuto 93, en una acción torpemente defendida, premió al equipo levantino con un punto y castigó a los azules con la pérdida de dos, que hubieran sido de oro para colocarse en la zona tranquila de la clasificación.

El Lleida de Gustavo Siviero volvió a confirmar ayer que su sistema defensivo es de cristal. Los rivales necesitan muy poca cosa para hacer tambalear a un equipo que progresa tan lentamente, que sus avances se antojan imperceptibles. Un solo remate bien dirigido en la primera parte y tres en la segunda, dos de ellos en la acción del 1-0, son muy poco para un equipo que debe aspirar a acercarse a la zona de play off. Pero en ataque le cuesta crear peligro –ha marcado 8 goles en 8 partidos–, y en defensa sufre lo indecible –ha encajado diez goles–, lo que, de momento, hace que cualquier comparación con el equipo de la pasada temporada resulte odiosa.

Además, su fragilidad se ve acentuada en los últimos minutos. Ayer encajó el gol del empate en el minuto 93. De hecho (ver desglose), ha encajado la mitad de los goles recibidos en los últimos minutos. No sabe cerrar los partidos, lo que le ha costado ya 7 puntos que, de haberlos sumado, les tendría en zona de play off.

El Lleida afrontaba su tercer compromiso en el nuevo césped, donde hasta ayer contaba por victorias los partidos jugados. Y hubiera encadenado la tercera de no ser por su preocupante fragilidad defensiva, un apartado en el que en la pasada temporada mostró una solvencia que le llevó a las puertas del ascenso. Pero la defensa del año pasado, como el resto del equipo, ya es un recuerdo para la historia.

El Lleida se enfrentaba ayer a un filial rocoso, con cinco defensas, sólido atrás, y que lo basa todo a la contra. Así creó peligro ante la portería de Álvaro Campos en varias acciones aisladas, resueltas con mayor o menor fortuna. En ataque, solo Carles Doncel exhibía acciones que mostraban grietas en la zaga visitante. Cristian Gómez rozó el gol en el minuto 38, con un remate que se estrelló en el larguero y de nuevo topó con la madera en el 76, aunque en esta ocasión Turu Flores sí acertó a convertir el rechace en el 1-0. El esfuerzo, el sacrificio, la capacidad de trabajo que tiene el equipo, había encontrado su premio. Pero era poca renta para aguantarla con un sistema defensivo tan fragil. El público, que fue de nuevo muy escaso, así lo temía, como demostraban las peticiones desesperadas al árbitro de que diera por finalizado el encuentro.

Solo se trataba de aguantar tres minutos. Pero cuando la confianza no sobra, cada tímido empuje del rival parece una fuerza imparable. De ahí que una acción inofensiva acabara con el gol del empate y un premio menor para el Lleida.

Guillem Martí és tirat a terra per un jugador de l’Atlètic Llevant, en una acció del partit d’ahir.

Guillem Martí és tirat a terra per un jugador de l’Atlètic Llevant, en una acció del partit d’ahir.

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