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LO MEJORLO PEOR

Apología del tedio

Horroroso partido en Son Bibiloni entre dos equipos que dieron por bueno el empate || El Lleida suma un punto en un partido en el que mantuvo su portería a cero por segunda vez

El delantero mallorquín del Lleida, Martí, salta por un balón ante la oposición de un jugador del Mallorca B.

El delantero mallorquín del Lleida, Martí, salta por un balón ante la oposición de un jugador del Mallorca B.

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Debo reconocerlo. En cuarenta años de profesión viendo partidos de fútbol jamás había visto uno tan deplorable como el presenciado ayer en el Son Bibiloni mallorquín, entre dos equipos que jugaron a no perder y acabaron empatando a nada, con un nivel de juego tan bajo que es difícil encontrarlo ni en las categorías más inferiores del fútbol de base. Fue un espectáculo penoso, presenciado por menos de 50 espectadores, en una tarde-noche desangelada y con unos segundos 45 minutos interminables dado el pobrísimo espectáculo ofrecido por dos equipos que daba la sensación de que en el vestuario, durante el descanso, habían firmado un pacto de no agresión.

Porque el primer tiempo, sin ser nada del otro mundo, aún tuvo destellos de cierto interés. Los primeros quince minutos del Lleida, que volvió a apostar por una línea de tres centrales adelantando a los laterales al centro del campo, fueron aceptables, aunque las mejores ocasiones fueron del Mallorca B. Cedric, antes del cuarto de hora, obligó a lucirse a Álvaro Campos, que volvió a mostrar reflejos tres minutos después en un doble remate de James y Angel Sánchez, que buscaban el camino de la red. Sin embargo, fue el Lleida, en un único remate a lo largo de los noventa minutos, quien tuvo la ocasión más clara del partido. Buena jugada por la banda derecha del equipo, con centro de Òscar Rubio al punto de penalti con toda la defensa balear descolocada y Guillem Martí, sin oposición y con un remate franco, envió el balón por encima del larguero.

El primer tiempo, que visiblemente iba de más a menos, acabó con dos remates más de Sánchez y Antoine que no sorprendieron, por inofensivos, al portero leridano.

En la reanudación parecía que el partido se animaba porque el Mallorca B salio más decidido y lo corroboró con un remate de Cedric que detuvo bien Álvaro Campos. Y a partir de ahí, el tedio más absoluto; la nada futbolística escenificada por 22 futbolistas que se dedicaron a no hacer absolutamente nada y a dejar pasar los minutos con continuas pérdidas de balón, numerosos fueras de banda y sin ninguna aportación al género futbolístico. Al Lleida ya le iba bien. Y al Mallorca, un equipo al que le cuesta muchísimo sacar adelante los partidos en casa, también.

Una lástima porque pocas veces encontrará el Lleida un rival tan flojo y asequible como el bisoño filial mallorquín, pero los de Siviero fueron rompiéndose poco a poco, desconectándose en el centro del campo y dejando inmensas lagunas entre la defensa y los aislados jugadores en punta, en busca de un desplazamiento largo que jamás llegó en condiciones. Al final se consiguió un punto y el mantener, por segundo partido consecutivo, la portería a cero. Un detalle importante, sin duda, como lo es el sumar dos partidos puntuando (cuatro puntos de seis posibles), aunque aún será mejor si se consigue la victoria el próximo domingo en el Camp d’Esports ante el Cornellá. Sería una estadística que, hasta el momento, no se ha conseguido. Mejoraría los registros de un equipo que, evidentemente, aún tiene que mejorar y mucho.

El delantero mallorquín del Lleida, Martí, salta por un balón ante la oposición de un jugador del Mallorca B.

El delantero mallorquín del Lleida, Martí, salta por un balón ante la oposición de un jugador del Mallorca B.

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