Otra Copa para La Seu

El Parc del Segre de La Seu d’Urgell tendrá en 2018 una doble cita internacional, después de que el máximo organismo del piragüismo mundial (ICF) le haya concedido una de las pruebas del calendario de la Copa del Mundo de eslalon de ese año, que se disputará paralelamente al Premundial que la instalación leridana ya tenía asignado por su condición de organizador del Campeonato del Mundo de 2019, conjuntamente con Sort.

El evento, fijado inicialmente para los días 7, 8 y 9 de septiembre, reunirá a cerca de medio millar de palistas de las dos disciplinas, unos 350 de eslalon y otros 150 de descenso, modalidad esta última que en 2019 también disputará el Mundial en La Seu, quedando el freestyle en el campo de regatas L’Aigüerola de Sort.

El comité organizador prevé un gasto de unos 120.000 euros, similar al que ha tenido este año

Hasta ahora el canal olímpico urgelense, inaugurado en 1991 con motivo de la disputa de las pruebas de eslalon de los Juegos de Barcelona del año 92, ha acogido a lo largo de su historia dieciséis pruebas de la Copa del Mundo. A las que hay que añadir la que ya tiene concedida para el 2017, que se disputará del 8 al 10 de septiembre y será, por primera vez, la final de todo el certamen, y la ya mencionada de 2018. Además del Mundial que tiene proyectado en 2019, que se sumará a los de 1999 y 2009, y un Europeo, todo ello en un intento de mantenerse como un referente del eslalon a nivel mundial, como ya lo es su instalación, que ha servido de guía para otras sedes olímpicas.

En el apartado económico, la comisión organizadora de la Copa del Mundo está cerrando el presupuesto de la prueba de este año, que ascendió a unos 130.000 euros y que apenas tendrá pérdidas gracias al aumento de participantes y a la disminución de los gastos. De cara a la cita del año que viene se prevé unos 120.000 euros.

la seu d’urgell

Guillermo Díez-Canedo, Jordi Domenjó y Pere Guerrero, tres de los cuatro expalistas leridanos que estuvieron enrolados en diferentes selecciones nacionales durante el último ciclo olímpico, han dejado sus cargos técnicos después de cubrir, con creces, los objetivos marcados.

Díez-Canedo, que fue el primero que emprendió la aventura extranjera entrando a formar parte del equipo técnico de Brasil en 2012, regresa a casa después de cuatro años “increíbles. Ha sido una experiencia impresionante que volvería a repetir”, apunta el olímpico en Pekín, que tenía una oferta para continuar. “Me ofrecieron renovar e, incluso, el presidente de la Federación me llamó el último día ofreciéndome un aumento de sueldo, pero no era cuestión de dinero. Me había vaciado por completo porque fueron cuatro años vividos muy intensamente por la presión de ser los anfitriones, y no me veía con fuerzas de continuar, más si cabe porque los recursos iban a reducirse y sería más complicado trabajar”, indicó Díez-Canedo, que ya ha tenido contactos con varios países para seguir su labor de entrenador.

Junto a él también se fue Jordi Domenjó, que había entrado en el equipo brasileño el último año, aunque ya ha encontrado acomodo en el centro de tecnificación de La Seu, donde dirigirá a los palistas promesas de España.

Finalmente, Pere Guerrero, olímpico en Barcelona’92, renunció al cargo de seleccionador de Portugal que había desempeñado los dos últimos años. “Me propusieron seguir al frente de un proyecto hasta Tokio, pero mi situación personal y laboral no me permitía compaginarlo con los viajes y concentraciones que esto conlleva. Además, me había propuesto llevar a Portugal a unos Juegos y lo logramos de sobras, situando a un canoista en la final. Me siendo realizado”, indicó Guerrero, que ahora colaborará con su club, el Cadí Canoe Kayak.

El único que se mantiene en el cuerpo técnico de una selección es Marc Domenjó, que seguirá trabajando con el potente equipo británico.