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Muguruza no tuvo rival y se plantó en la gran final prácticamente sin despeinarse.

Muguruza no tuvo rival y se plantó en la gran final prácticamente sin despeinarse.EFE

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La tenista hispano-venezolana Garbiñe Muguruza jugará la tercera final de su carrera de un Grand Slam tras imponerse ayer en su semifinal del torneo de Wimbledon, tercero del año, a la eslovaca Magdalena Rybarikova por un inapelable 6-1 y 6-1, en 64 minutos, en la que se mostró firme y brillante. En su tercera final del Grand Slam (fue subcampeona de Wimbledon en 2015 y ganadora de Roland Garros en 2016), Garbiñe tendrá como hace dos años un nuevo reto en el apellido Williams, porque Venus, la hermana mayor de la saga, derrotó a la británica Johana Konta, por 6-4 y 6-2, para alcanzar por novena vez la final.

Con este triunfo, Muguruza se colocará el lunes octava del mundo, y si gana mañana el título será cuarta. Curiosamente, hace dos años, en la entrega de trofeos, Serena, su vergudo entonces, auguró a Garbiñe que pronto ganaría este torneo. “Me dijo que me veía con posibilidades, que había hecho un torneo fantástico y que pronto me vería levantando ese trofeo”, relató la de Caracas.

Garbiñe saltó a la pista central con un vendaje en el muslo izquierdo, pero lejos de mostrar problemas físicos, completó un partido lleno de agresividad, demostrando que ante la potencia de sus golpes, el tenis sutil de Rybarikova, la primera eslovaca en alcanzar las semifinales de Wimbledon, poco daño iba a hacer. Sus grandes zarpazos, ganando cinco juegos consecutivos en cada uno de los sets, marcaron la semifinal. La eslovaca estuvo demasiado dubitativa, acertando en pocas ocasiones con su juego de ataque, y sin saber qué hacer para detener el vendaval de golpes que le llegaba desde enfrente. Ni sus hirientes dejadas, ni el revés cortado pudieron detener a Garbiñe. La española jugó como las grandes campeonas de Wimbledon. Eligió bien los tiros, subió a la red en cuanto tuvo ocasión (19 puntos ganados de 25), hizo 22 ganadores, y conservó su servicio durante todo el encuentro, anulando una oportunidad en el primer set, y salvando el segundo sin mácula para plantarse por segunda vez en la final del All England Club.

La cara de Conchita Martínez en el palco, lo decía todo. Tranquila y más relajada que en otros encuentros, la oscense, formada en el CT Urgell y única española que por el momento ha ganado este torneo (1994), disfrutó del espectáculo de su pupila.

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