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Darío tuvo una dedicatoria para sus padres tras su gol.

Darío tuvo una dedicatoria para sus padres tras su gol.LLEONARD DELSHAMS

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El Llista Blava apeló ayer a la épica para entrar en la historia como el primer club profesional de Lleida en conquistar un título continental, una Copa CERS que ganó tras remontar un 2-0 al vigente campeón, el Barcelos portugués, y ganar la segunda final de su historia en el último lanzamiento de la tanda de penaltis. Jordi Creus marcó y la euforia se desató en un Onze de Setembre a reventar y que volvió a ser talismán, como lo fuera hace 17 años con el desaparecido Lleida Bàsquet y la temporada de su ascenso a la Liga ACB.

La final, la segunda que disputaba el club listado desde el 2003, comenzó con un ritmo frenético, con constantes llegadas en una y otra portería y con los porteros y los palos como grandes protagonistas. El primero en avisar fue el ICG de la mano de Andreu Tomàs. El de Tremp, muy motivado, lanzo una falta que dio en la base de los dos palos de Silva, que a punto estuvo de meterse la bola dentro de su portería. La réplica portuguesa no se hizo esperar y a los cinco minutos el Barcelos envió dos bolas al travesaño en dos jugadas consecutivas. Primero Joao Almeida y luego Costa, que se encontró primero con la manopla de Lluís Tomàs y luego con el larguero.

La convicción de un equipo irreductible, que siempre creyó en sus posibilidades y que tuvo una recompensa histórica

El partido era un combate de boxeo y los golpes se sucedían a un ritmo vertiginoso, sin que ninguno diera en el blanco. Bruno Di Benedetto se encontró con Silva, y en la jugada posterior era Lluís Tomàs el que salvaba el tanto luso en una doble parada, la segunda a bocajarro. El portero listado, uno de los artífices el sábado de la victoria sobre el Breganze, volvía a ser providencial para su equipo al detener un disparo picado de Joao Almeida y una jugada personal de De Sousa.

El ICG, que jugaba como visitante pese a jugar en casa, estaba pasando por muchos apuros. Se veía acorralado en su propia pista por un Barcelos muy intenso delante y seguro atrás, y cuyos contraataques eran letales. El gol se veía venir y llegó en un lanzamiento de Guimaraes, que acababa de entrar en pista y que sorprendió a un Lluís Tomàs muy tapado por sus propios compañeros y rivales (1-0). El tanto tuvo un efecto desconcertante para los listados, lo que obligó a Albert Folguera a pedir tiempo muerto para serenar los ánimos y reconducir la situación. Las consignas dieron sus frutos, ya que hasta el final de la primera mitad fue un monólogo del Llista, que tuvo hasta cinco ocasiones, aunque en todas ellas se encontró con la figura de un Silva gigante, al nivel de la semifinal ante el Voltregà.

Con la ventaja mínima de los lusos se llegó al descanso. Un mal menor, pero era preciso reaccionar. A los cuatro minutos de la reanudación, Darío Giménez tuvo en sus manos el primer gol, pero erró un penalti, y acto seguido, Lluís Tomàs evitaba el segundo al detener una falta directa a Pereira. Pero el pallarés no pudo hacer lo mismo poco después en un disparo de Joao Almeida, que situaba un preocupante 2-0.

Era el más difícil todavía. Los listados, sin Roberto Di Benedetto, lesionado en la primera mitad, entraron en shock y el Barcelos tuvo sendas ocasiones para sentenciar, pero Lluís dio aire a los suyos. Era preciso marcar para entrar en el partido y el gol llegó en otro penalti que esta vez sí transformó Andreu Tomàs (2-1), un tanto que dedicó a su padre mirando al cielo. El partido empezó a cambiar. El ICG empezó a dominar más y mejor, pero la jugada clave llegó con la exclusión de Costa, que llevó de nuevo a Darío al punto fatídico. Esta vez el argentino no erró la falta directa y restableció las tablas en el marcador.

A partir de entonces, el Llista se hizo dueño y señor del partido. Giménez aún gozó de otra jugada a bola parada, con la décima falta de los lusos, pero lanzó fuera. Los nervios aparecieron y cada ataque suponía una subida de pulsaciones en la grada. Candanedo y Andreu Tomàs tuvieron la ocasión de sentenciar, pero Silva lo volvió a evitar, como también Lluís Tomàs en la otra portería casi en el último suspiro.

Sin más, el partido se fue a la prórroga, la segunda para los listados en dos días. Ahí los de Folguera, arropados por los suyos, dominaron. Tuvieron las mejores ocasiones ante un Barcelos que apenas inquietó. Un lanzamiento de Cañellas que se fue por encima de la meta de Silva y una jugada de Darío Giménez que el meta portugués desbarató fueron las más claras antes de que el tiempo extra expirara y se tuviera que decidir todo en la fatídica lotería de los penaltis, que tuvo dos grandes protagonistas: Lluís Tomàs, que paró la mitad de los lanzamientos –la otra mitad salieron desviados– y Jordi ‘Xixi’ Creus. El reusense, el último en llegar este año al Llista tras salir por la puerta de atrás del Vendrell, se reivindicó y escribió su nombre con letras de oro firmando un gol histórico que daba la primera Copa CERS al club y el primer título continental a Lleida. Indescriptible.

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