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César Candanedo se queja en el suelo de un golpe recibido, en una acción del partido de ayer en el Onze de Setembre.

César Candanedo se queja en el suelo de un golpe recibido, en una acción del partido de ayer en el Onze de Setembre.JAVI ENJUANES

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El Lleida Llista vio como el Igualada ponía ayer punto final a la imbatibilidad del equipo (1-5). Después de las seis primeras jornadas de Liga, en las que había encadenado cinco victorias y un empate, lo que le había llevado a lo más alto de la clasificación, ayer encajó la primera derrota de la temporada ante un rival muy defensivo y que supo aprovechar al máximo los errores de los leridanos.

Fue un castigo excesivo para los listados, que no merecieron una derrota tan abultada. De hecho, el partido fue equilibrado hasta los cuatro últimos minutos, que fue cuando el Igualada hizo sangrar abundantemente la herida del Lleida Llista, que se fue abriendo a lo largo del partido a base de precipitación, errores en defensa que pagaron muy caros y pérdidas de concentración, bien debidas a provocaciones del rival o a no saber mantenerse fríos ante determinadas decisiones arbitrajes, algunas de las cuales les perjudicaron. Pero, como afirma el técnico, Albert Folguera, si este equipo quiere aspirar a luchar por cosas grandes, tiene que saber vivir con ello. Porque ni fue ayer la primera vez, ni habrá sido la última ocasión en la que deberá hacer frente al “otro hockey”.

El arbitraje sacó de quicio a los jugadores y a los espectadores. La primera parte acabó con 9 faltas señaladas al Llista, por solo 3 al Igualada, con el que fueron muy permisivos. Tampoco pitaron un claro penalti por jugar la bola dentro del área con el patín. Un goteo de detalles que fueron descentrando a los leridanos, que se iban del partido y les costaba volver.

El encuentro no empezó mal para el Llista. Albert Folguera ya sabía lo que se iban a encontrar y el guión respondía a lo esperado. El Llista tuvo ocasiones, tanto en la primera como en la segunda parte, pero ayer carecieron de acierto. Y además, tuvieron enfrente a un portero en estado de gracia. Elagi Deigt lo paró todo, para desesperación de unos jugadores locales que tienen cierta tendencia a ella.

El Lleida Llista llevó la iniciativa desde el primer momento y encontró el premio con el 1-0, marcado por César Candanedo en el minuto 15. El partido tenía un ritmo vivo, con llegadas a ambas áreas. Con el tanto estaba donde el Lleida quería, pero no duró mucho esta situación. En el minuto 18 empató Oriol Vives, que aprovechó un error defensivo para marcar el 1-1 con el que se llegó al descanso.

La segunda parte resultó nefasta para los leridanos, a pesar de que tuvieron más y mejores ocasiones que el rival. Pero ya a los cinco minutos de la reanudación el Llista cometió su décima falta y Sergi Pla, uno de los mejores especialistas de la OK Liga en lanzamientos directos –ha anotado 5 de los 7 que ha tirado– no falló, haciendo subir el 1-2 al marcador.

El Llista no supo jugar con el marcador en contra. Perdía bolas, no encontraba buenos pases y se precipitaba en ataque en su intento de llegar cuanto antes ante el meta barcelonés. Aún así, pudo empatar con un claro penalti cometido por Oriol Vives sobre Andreu Tomàs. Pero el delantero de Tremp falló el lanzamiento (32’), que detuvo Deig.

El partido se encaminaba hacia los últimos minutos en medio de un exceso de nervios, prisas por parte de los leridanos y una defensa muy seria del Igualada. Y entonces se rompió a favor del equipo visitante. Oriol Vives anotó el 1-3 en el minuto 46 y ahí murió el partido y se consumó la primera derrota del Llista. Todo lo que vino después ya era un castigo excesivo para un equipo, el Llista, que derrochó esfuerzo.

Y lo que vino después fue el 1-4 (47’), marcado por Ton Baliu al transformar un penalti tan absurdo como innecesario y el 1-5, anotado por Sergi Pla en el minuto 49. El sábado el equipo visitará al difícil Lloret, tal vez con Xixi Creus, que ayer volvió a ser baja por su fractura.

César Candanedo se queja en el suelo de un golpe recibido, en una acción del partido de ayer en el Onze de Setembre.

César Candanedo se queja en el suelo de un golpe recibido, en una acción del partido de ayer en el Onze de Setembre.JAVI ENJUANES

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