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Sandro Rosell, expresidente del FC Barcelona.

Sandro Rosell, expresidente del FC Barcelona.EFE

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La Audiencia Nacional juzga a partir de hoy a Sandro Rosell, expresidente del Barça acusado de liderar una organización criminal que acabó blanqueando más de 19,9 millones de euros del que fue presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol entre 1989 y 2012, Ricardo Teixeira, delitos por los que la Fiscalía pide para él 11 años de prisión. Junto a Rosell, que lleva en prisión provisional desde mayo de 2017, se sentarán en el banquillo su mujer, Marta Pineda; su socio Joan Besolí –también en prisión preventiva–, el cuñado de este, Antonio Ramos; su amigo personal José Colomer, y su presunto testaferro, Sahe Ohanessian, todos ellos acusados por la Fiscalía como integrantes de “una estructura estable” que se dedicó “al lavado de capitales a gran escala”.

La acusación se centra, en primer lugar, en Uptrend Development, la sociedad participada por Rosell y Besolí que hizo de intermediaria en los contratos de derechos audiovisuales para la emisión de 24 partidos de la selección brasileña de fútbol que la CFB presidida por Teixeira firmó con International Sports Event, una labor con la que ingresaron 8,3 millones de euros parte de los cuales serían una mordida para él.

Tanto Rosell como su socio Joan Besolí ostentan el récord de prisión preventiva por un delito económico

Para poder hacerle llegar ese dinero de origen ilícito, según la Fiscalía, Ramos y Colomer prestaron sus cuentas y las sociedades que administraban, de modo que el dinero acabó pasando por un entramado societario coordinado por Besolí en bancos de Andorra y acabó apareciendo invertido en un inmueble en Florida del que Teixeira participaba. La Fiscalía señala la presunta “venta simulada” de una empresa de la que participaban Rosell y su mujer, Bonus Sport Marketing, que con un capital de 4.000 euros fue vendida por más de 13,5 millones a una mercantil libanesa en una operación que “no fue real” y que les habría servido para traer a España ese dinero de origen ilícito relacionado con Teixeira. Aquella venta, siempre de acuerdo al relato de los hechos del Ministerio Público, era parte de la misma operación para blanquear el dinero de Teixeira. Los más de 6,5 millones de euros que recibieron por la venta de Bonus Rosell y Pineda formaban parte del mismo acuerdo entre Uptrend y la International Sports Event, de modo que al final, fueron 14,9 millones de euros “los fondos que se distrajeron” de la empresa audiovisual “con ocasión de la venta de los partidos amistosos” de la selección brasileña, cantidad que luego se habría blanqueado.

Algo similar ocurrió con el contrato de patrocinio de Nike para la selección de Brasil firmado en noviembre de 2008. Una empresa brasileña de Rosell (Ailanto) habría hecho de intermediaria para la CBF por 26 millones de euros de los que él se llevaría 12, de acuerdo a la documentación intervenida en los registros. Tres meses después, Teixeira ingresó 5 millones en una cuenta en Andorra de una sociedad controlada por el acusado, dinero que acabó pasando por cuentas y sociedades del resto de implicados.

Para la defensa de Rosell, “no existen indicios de actividad delictiva alguna”. Sostiene que solo se habría cometido hecho delictivo si la CBF fuese pública o que Teixeira hubiera cobrado comisiones y que le hubiese denunciado la CBF. Argumenta además que Teixeira no cobró ninguna comisión de ISE y, si las hubiera cobrado de Rosell, no sería relevante, ya que se trataría de un delito de corrupción entre particulares que en Brasil no se persigue.

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