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LOS DETALLES

Héroe inesperado

El Lleida gana en la última acción del partido en el campo del Olot || Álex Felip, que hace una semana no contaba para Molo, se erigió en el protagonista al dar los tres puntos

Liberto conduce el balón ante la presión de dos rivales.

Liberto conduce el balón ante la presión de dos rivales.JORDI ECHEVARRIA

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Hace seis días, Álex Felip no entraba en los planes del Lleida de Molo. El centrocampista fue el último en sumarse al equipo y, ayer, dio toda una lección de vida. El trabajo siempre tiene una recompensa que, a veces, puede tomar el cariz de milagro. Felip entró en la convocatoria, saltó al campo a falta de veinticinco minutos para el final y se vistió de héroe para dar los tres puntos al Lleida en el minuto 94 ante el Olot (0-1), en un partido muy igualado y que parecía encaminado al empate.

El Lleida pudo desquitarse de la derrota en casa ante La Nucía firmando su segunda victoria esta temporada y a domicilio. Nadie esperaba un golpe de efecto así y, de hecho, los de Molo sufrieron durante todo el tiempo añadido para mantener el empate y asegurar el punto en uno de los estadios más difíciles de puntuar.

El técnico almeriense aprendió la lección de la semana pasada y cambió de táctica, introduciendo una línea más para mejorar las transiciones hacia la delantera. Eso le hizo sacrificar a Eder y apostar por un solo punta, Raúl, para dar más protagonismo en la zona ancha a Adri León, que excelió en su función como pivote defensivo y fue, sin duda, el mejor jugador del partido.

El Lleida fue de menos a más. Al principio le costó entrar en el partido, acumulando imprecisiones y pérdidas de balón que le costaron algún susto. El primero de ellos fue en el minuto 7, en una falta colgada al área por Héctor Simón que remató Aspar con una intervención providencial de Pau Torres, que evitó así el gol local. El meta de Capellades tuvo una segunda oportunidad de lucirse en el 19, tras una internada de Chavarria que acabó con un pase atrás que, raso, dirigió Kilian a puerta.

Cerca de la media hora, el Lleida empezó a sacudirse las pulgas y tuvo su primer acercamiento en las botas de José Ruiz, que probó fortuna desde lejos con un disparo que salió rozando el larguero. Jugadores que hasta aquel entonces no habían estado acertados, como Abel o Liberto, empezaron a coger el ritmo y a dar una sensación de crecimiento que tuvo continuidad tras el descanso.

Los de Molo se adueñaron del partido y dieron el paso adelante que les faltaba. El peligró empezó a llegar a balón parado, con lo que el Lleida empezó a poner cerco a la portería de Ballesté. Liberto fue el autor del primer remate entre los tres palos y, en el minuto 56, Abel lo intentó de falta directa.

Lo mejor del dominio leridano fue, por encima de todo, cortocircuitar el estilo de juego del Olot, caracterizado por la circulación del balón por bajo. Las fuerzas volvieron a nivelarse con el paso de los minutos y, en los compases finales, tocó sufrir. La acción más clara llegó en el 93. Xumetra tiró a portería desde la derecha y su disparo se envenenó en su trayectoria y dio en el larguero. Lo previsible era el empate y, de hecho, también lo más justo tras lo visto sobre el terreno de juego. Pero entonces, sucedió el milagro. En la última jugada, una pared entre Joanet y Álex Felip la remató este con la izquierda ajustada a la cepa del poste. Apareció la fuerza y el espíritu del que nunca dejó de creer y que consiguió contagiar de ello al equipo. Tres puntos y toda una lección de vida.

Liberto conduce el balón ante la presión de dos rivales.

Liberto conduce el balón ante la presión de dos rivales.JORDI ECHEVARRIA

Liberto conduce el balón ante la presión de dos rivales.

Liberto conduce el balón ante la presión de dos rivales.JORDI ECHEVARRIA

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