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«Las empresas de la ciudad deben ayudarnos»

La plantilla del AEM, que compite en la antesala de la máxima división del fútbol femenino español, desarrolla su actividad en unas condiciones laborales muy alejadas de la misma categoría masculina || Son profesionales tan solo en la exigencia, no en derechos

Las jugadoras del AEM, el pasado miércoles.

Las jugadoras del AEM, el pasado miércoles.SEGRE

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Si el Lleida Esportiu es el referente del futbol de élite masculino en la ciudad, la SE AEM lo es a nivel femenino y está, además, un escalón por encima de los del Camp d’Esports, justo en la antesala de la máxima categoría. Las comparaciones son odiosas, pero la brecha de género en el fútbol femenino es todo un abismo. Para las chicas del AEM, que son el equipo revelación cuartas en la Liga y a tres puntos del líder Athletic B, suena a premio gordo de la Lotería de Navidad el salario mínimo de 77.500 euros por temporada que tienen estipulado sus colegas masculinos de su misma categoría, la Segunda división. Es un dato rescatado del convenio del fútbol profesional que se publicó el 8 de diciembre de 2015 en el BOE y que estará vigente hasta el término de la presente temporada. Y en Segunda B al jugador medio le suele dar para vivir del fútbol como si tuviera un trabajo estándar. “¿Qué es eso del convenio colectivo?”, pregunta con sorna Meri Solà, una de las capitanas de la plantilla aemista. Ya en serio, Meri pone el dedo en la llaga y señala que “lo que pasa en el fútbol es un reflejo de la sociedad. En todos los trabajos hay discriminación de género. Nos queda tan lejos el tema de derechos y profesionalidad que tenemos que luchar por lo mismo que nuestras colegas de la Primera Iberdrola (la máxima categoría)”. El 20 de diciembre será una fecha histórica para el deporte femenino español si se firma, como se espera, el primer convenio colectivo de las mujeres futbolistas tras un largo periodo de reivindicaciones que culminaron con la huelga de los días 16 y 17 de noviembre.

Meri Solà trabaja como psicóloga infantil pero no percibe nada por jugar en el fútbol de élite. Todas sus compañeras estudian o trabajan al margen del fútbol. Solo hay cuatro que cobran, por decirlo así, unas compensaciones que no supone por ello que sean profesionales. La japonesa Hisui Haza, la única extranjera de la plantilla, percibe el salario mínimo interprofesional (unos 900 euros) porque así lo exige la normativa laboral vigente para los foráneos. A Noèlia García, que llegó del Igualada, se le buscó un trabajo en un comedor social y entrena a las porteras de la base. A Nàdia Dopico, que estudia Inefc, se le paga la gasolina por venir de Mollerussa. Y la cuarta ‘profesional’ es Janira Rodríguez, a la que se le está buscando trabajo y que llegó del Pardinyes, donde ya no podía jugar porque el trabajo que tenía entonces no le permitía dedicarse al fútbol de élite. Anna Oriach trabaja en una tienda de calzado, Marta Cuadras, en Aspros, y Vanesa Núñez y Andrea Vernet son funcionarias públicas.

El salario mínimo de un futbolista de Segunda A es de 77.500 euros, mientras ellas no tienen convenio

El resto son estudiantes, ya que la edad media de la plantilla es de tan solo 22 años. Andrea Gómez, una de las integrantes del equipo infantil que saltó a la fama a nivel internacional por ganar una Liga masculina, es la más joven con 16 años, mientras que las más veteranas son Meri Solà, Anna Oriach y Marta Cuadras y están a uno de la treintena. Andrea Gómez cursa estudios de técnico en atención a personas con dependencia. Inés Faddi, fichada esta temporada del Zaragoza, hace la carrera de ADE (Administración de Empresas). Júlia Miró estudia Veterinaria y Natàlia Fernández, Trabajo Social. Hay tres alumnas de Inefc: Cristina Beltrán, Maria Subies y Nàdia Dopico. Vesela Ivanova, que es de origen búlgaro y ha sido internacional sub-19 con Azerbaiyán, estudia Medicina, y Patricia Teixidó y Jordina Rovira hacen un ciclo de fitness y actividades dirigidas. Paula Barreira se prepara para ser técnico superior en Integración Social e Iris Aixalà estudia para Ingeniero Agrónomo.

Con tal disparidad de ocupaciones y sin posibilidad de dedicarse exclusivamente al fútbol como sus colegas masculinos de la misma categoría, para el entrenador Roger Lamesa y su staff técnico planificar cada semana de trabajo es como elaborar un puzzle de miles de piezas. “Tienen una exigencia de profesionales y, en cambio, sus condiciones son de amateurs”, apunta Lamesa, que prosigue con su razonamiento: “Hemos de conocer su horario laboral y, sobre todo, el día a día que tienen. Entrenamos 4 días a la semana porque si queremos igualarnos con los otros equipos debemos hacer este sobreesfuerzo”. Lamesa se refiere, por ejemplo, a que los lunes tienen que entrenar en un campo de fútbol 5 y en el gimnasio por no tener disponibilidad de campo. O que han llegado a tener que entrenar los sábados a las 8.30 para que alguna de las jugadoras que trabajan pueda llegar a tiempo a su puesto. Encaje de bolillos tuvo que hacer Vanesa Núñez ‘Pixu’, capitana y goleadora del equipo junto a Natàlia, cuando salió de su puesto de trabajo un domingo a las 6.00 de la madrugada en Tortosa y a las 8.00, ya en Lleida, subía al autocar con sus compañeras para ir a jugar esa misma mañana al campo del Barça B. Por su parte, Andrea Vernet, que ejerce de funcionaria en Falset (Tarragona), anda planificando estos días su disponibilidad para jugar el próximo año tras conocer su calendario laboral a base de encajar las vacaciones y los días personales. Más de un partido ha tenido bajas Roger Lamesa por motivos laborales, un hándicap añadido a las lesiones y las sanciones que no existe en el fútbol de élite masculino. Y no solo afecta a las jugadoras el calendario laboral. Miquel Seuma, segundo entrenador y profesor de profesión, ha tenido que dar clase a las 8.00 tras llegar a las 3.00 de un desplazamiento. Los rivales del AEM dependientes de clubes masculinos de Primera tienen mejores condiciones que el resto. De hecho, las futbolistas del Athletic B sí son todas profesionales, aunque sea a años luz de sus colegas hombres.

El domingo 15 de diciembre el AEM juega en Lugo. Será un viaje, contando paradas, de unas 10 horas de ida y otras tantas de vuelta. Partirán el viernes cerca de la medianoche y dormirán por el camino, pero al menos el sábado podrán entrenar un poco y estirar las piernas antes de jugar al día siguiente. “Para un equipo masculino sería inaceptable viajar en estas condiciones, pero para nosotros es un regalo”, dice Lamesa.

El primer equipo se autogestiona y busca espónsor ‘AEM ets tu, AEM sóc jo’ reza el lema del club más antiguo de la ciudad, fundado en 1925 primero con el nombre de Claver CF, y en el que el fútbol femenino tiene una gran importancia siendo la primera plantilla el referente de todo el fútbol base. Cuenta con 34 equipos, de ellos siete son femeninos, y un presupuesto cercano a los 200.000 euros. El primer equipo no recibe nada del club, se autogestiona. Desde este año cuenta con abonados para este equipo, unos 200 que pagan 25 euros. Buscan patrocinador.

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