SEGRE

LO MEJORLO PEOR

De vergüenza

El ICG Lleida pierde ante un Oviedo que llegó con solo 5 jugadores del primer equipo y 2 ‘júniors’ || Los de Serna, despedidos con pitos y pañuelos, ya tocan la zona de descenso al acecho

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.POL PUERTAS

Creado:

Actualizado:

Deplorable, demencial, vergonzoso y algún calificativo más se podría utilizar para explicar el espectáculo que ayer ofreció el ICG Força Lleida ante un Oviedo que llegaba al Barris Nord bajo mínimos, con los únicos cinco jugadores del primer equipo disponibles y dos canteranos de su equipo EBA, ya que sus dos últimas incorporaciones (Jorge Sanz y David Geks) no estaban inscritos en el momento en que se debía disputar inicialmente el partido y el resto estaban lesionados.

Pero ni con esa ventaja, muy clara, supo ganar ayer un equipo que, desde hace semanas, navega claramente a la deriva, dentro y fuera de la pista. La derrota, sonrojante, no por el marcador, 83-89, sino por los condicionantes del partido y por la necesidad de victoria, deja al ICG Lleida tocadísimo y empatado a triunfos con la zona de descenso, tras encajar la sexta derrota consecutiva.

Levantó los 17 puntos que tenía de desventaja al inicio del segundo cuarto pero le faltó continuidad

El arranque de partido ya hizo presagiar lo peor y, viniendo de donde se venía, no era nada sorprendente. Y es que el Oviedo, con cuatro del primer equipo y un júnior en el quinteto inicial, pasó literalmente por encima de un equipo inoperante y falto de todo. Salió sin intensidad, y eso que la victoria valía su peso en oro, y luego el miedo se apoderó de sus jugadores. Eso se tradujo en una sangría en el marcador que Jorge Serna intentó parar cuando faltaban algo más de tres minutos para cerrar el primer acto. Entonces el Oviedo estaba casi doblando a los de negro (13-24), con un Reyes infalible en el triple.

Ya se escuchaban los primeros silbidos de la afición, la poca que se acercó ayer hasta el Barris Nord. Pero ni con esas reaccionó. Siguió aletargado, como si el partido no fuera con él. Las rotaciones tampoco ayudaron a voltear la situación, que llegó a ser alarmante nada más arrancar el segundo asalto. Triple de Reyes, el tercero de la noche, y la ventaja que se dispara hasta los 17 puntos (17-34). Peor imposible, y con el agravante de que el rival jugaba en clara inferioridad.

Por suerte apareció Stutz, el comodín de Serna, para parar la sangría (21-34), pero el juego de los leridanos no mejoraba. La situación empezó a tomar otro aire cuando los ovetenses, faltos de rotaciones, empezaron a acusar el desgaste. La efectividad descendió y las pérdidas aumentaron, mientras que el Lleida, algo más intenso, puso el resto. Los triples de Sans y Lafuente y el dominio de Shaquille, que empezó a recibir balones bajo el aro, situaron a los de negro a tan solo dos puntos al descanso (44-46), algo casi impensable tras el nefasto primer cuarto que se habían marcado.

Parecía que lo peor había pasado, y más cuando la salida del tercer cuarto fue colosal, con dos triples seguidos de Sierra y Feliu que le daban la vuelta al marcador (50-46). Pero ahí volvió a desconectarse el equipo con una pájara considerable. El canterano del Oviedo Alejandro Rodríguez dejó blancos a los de negro con dos triples consecutivos. Lanzó solo, con el defensor a dos metros, demasiada ventaja incluso para un inexperto en la categoría. El Oviedo, pese al desgaste descomunal que estaba haciendo, no solo aguantaba el tipo sino que logró completar un parcial de 0-11 que volvió a poner contra las cuerdas al Força Lleida.

Pero de nuevo salvó la situación gracias a la inspiración de Stutz, por variar y, sobre todo, de Santa Ana, que con un triple, dos penetraciones valientes consecutivas y una asistencia a su compatriota volvieron a dejar la desventaja a la mínima expresión (64-65) antes de afrontar el último asalto.

El ICG Lleida jugaba a ráfagas, si es que se le puede decir jugar, ante un rival que sobrevivía por pundonor y orgullo, precisamente lo que les faltó ayer a los de Jorge Serna, que así lo demostraron en un patético último cuarto. Ahí pesó la presión, y mucho, aquella que el técnico dice no notar, pero que sus jugadores sí la notaron, y mucho. Fue un querer y no poder. Un cúmulo de malas decisiones, producto de los nervios y la precipitación, que acabó por sentenciar al ICG a una derrota, la octava de la temporada y sexta consecutiva, que le deja al borde de la zona de descenso y con un futuro ciertamente negro.

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.POL PUERTAS

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.POL PUERTAS

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.POL PUERTAS

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.

Lafuente gozó de protagonismo y aprovechó los minutos.POL PUERTAS

tracking