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DEPORTES

Desafíos frustrados

Tres leridanos explican sus retos deportivos internacionales truncados por la crisis del coronavirus || La carrera más exigente del mundo, esquiar en montañas de Noruega y escalar en EEUU

Pol Figueras, en una de las paredes que le dio tiempo a escalar en Utah.

Pol Figueras, en una de las paredes que le dio tiempo a escalar en Utah.SEGRE

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Participar en el ultramaratón que se anuncia como “diseñado para que nadie lo termine”, hacer esquí de montaña en la ciudad ártica de Tromso (Noruega) donde presumen de ser uno de los mejores lugares para ver las auroras boreales o escalar las casi imposibles paredes del estado de Utah (EEUU) son algunos de los desafíos deportivos que iban a afrontar tres leridanos y que se han visto frustrados por las restricciones impuestas debido a la crisis sanitaria del coronavirus. Muchos meses y dinero invertidos en la preparación de unos planes cancelados con la incertidumbre de no saber, además, cuándo se acabará el confinamiento.

Albert Herrero era uno de los 40 afortunados de todo el mundo que habían sido admitidos para correr el 22 de marzo el ultramaratón de Barkley, en Tennessee (EEUU), una peculiar prueba de 160 km que hay que hacer en un máximo de 60 horas y que ha sido definida como “una aventura satánica de running”. Solo 15 corredores, todos hombres, han logrado acabarla desde que se creó en 1986. La inscripción solo cuesta 1,60 dólares y traer una matrícula de coche del país de origen de corredor, pero hay que hacer todo un trabajo de investigación para saber cómo acceder a su excéntrico organizador Lazarus Lake (cuyo verdadero nombre es Gary Cantrell) y además convencerle para poder participar. “Fue un bajón no poder ir. La ilusión se fue cayendo a trozos. Primero vetaron en EEUU los vuelos procedentes de Europa, después el estado de Tennessee prohibió las actividades en parques y reservas nacionales por lo que tuvo que suspenderse la prueba. Al menos la carrera ha prometido que guardará las plazas para el próximo año”, explica Herrero, un experto corredor de montaña y de pruebas de orientación.

El corredor Albert Herrero, el esquiador Jordi Gázquez y el escalador Pol Figueras, sin cumplir sus sueños

Pol Figueras, un apasionado de la escalada, sí pudo viajar a EEUU. Fue a principios de marzo poco antes de decretarse el confinamiento. El destino: las paredes naturales que abundan en el estado de Utah. Él y sus otros dos compañeros, Pere Queralt y Enric Martí, solo pudieron practicar su deporte favorito durante tres días en la de Indian Creek, tras 15 horas de viaje en una autocaravana que alquilaron en Los Ángeles (California). “Llevaba un año planificando este proyecto y sientes mucha impotencia. Íbamos a EEUU por un mes y solo estuvimos diez días. Y aún tuvimos suerte de que pudimos regresar y no nos quedamos allí confinados”, explica resignado.

Con resignación ha acogido también Jordi Gázquez su frustrado viaje a tierras noruegas para practicar esquí de montaña junto a otros amigos, algunos de ellos pertenecientes como él al Centre Excursionista de Lleida. “Hace diez años que vamos a diferentes destinos, pero esta vez no podrá ser. Teníamos alquilados unos apartamentos y los billetes de avión. Todo estaba preparado desde hacía meses. Pero en esta situación excepcional hay gente que lo está pasando peor. No dejaban de ser unas vacaciones, eso sí, frustradas totalmente”, lamenta.

Pol Figueras, en una de las paredes que le dio tiempo a escalar en Utah.

Pol Figueras, en una de las paredes que le dio tiempo a escalar en Utah.SEGRE

Pol Figueras, en una de las paredes que le dio tiempo a escalar en Utah.

Pol Figueras, en una de las paredes que le dio tiempo a escalar en Utah.SEGRE

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