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© Participantes en el campus La Toca Rialp, que concluye mañana y que ha durado dos semanas.
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© Participantes en el campus La Toca Rialp, que concluye mañana y que ha durado dos semanas.
SEGRELos tradicionales campus de verano de fútbol han tenido que adaptarse a los tiempos de coronavirus para poder sobrevivir. Es lo que ha hecho con el suyo La Toca, que en su décima edición, reunirá durante este mes a más de 500 niños y niñas de 5 a 14 años en sus tres ubicaciones, Rialp, Les Borges y El Poal. Los dos primeros con dos semanas de turnos y el último, durante 5 semanas.
“Hemos extremado todas las medidas”, explica Llorenç Bonet, responsable de La Toca. “Hay un entrenador por cada diez niños y el campo del fútbol se divide en seis partes para evitar contactos. Se les toma la temperatura a todos antes de entrar al campo, se lavan las manos con el gel hidroalcohólico y solo se quitan la mascarilla para hacer la actividad”, explica. Este año se han suprimido las pernoctaciones y cada uno se lleva de casa su botella de agua y el desayuno. “Esta semana teníamos a 24 niños que iban al Poal desde el Segrià y no han podido hacerlo”, añade Bonet.
“Este año estamos haciendo una función más social que deportiva. Los padres nos confiesan que los niños tenían ganas de salir de casa y se les nota ansiedad por jugar”, explica. “También hemos cambiado los entrenamientos para evitar los contactos”, concluye.