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El Barça puso ayer el cierre a la Liga con una victoria holgada en un partido de trámite. Los de Quiqué Setién, señalados tras la debacle ante Osasuna, jugaron con orgullo y dieron la cara, en un ejercicio de dignidad futbolística. Lejos de dejarse llevar o de tomarse un respiro, con la Liga perdida y la Champions en el horizonte, el equipo azulgrana jugó una gran primera parte, en la que marcó tres goles, y cerró la goleada con dos más más en el segundo acto, de nuevo con Messi como director de orquestra. El argentino sirvió a Ansu Fati para que abriera el marcador y luego firmó un doblete para asegurarse, por séptima temporada, el trofeo ‘Pichichi’, con lo que ya supera en el ranking histórico al mítico Telmo Zarra.

No había nada en juego en Vitoria, salvo el orgullo, y de esa falta de tensión salió vencedor de forma autoritaria el conjunto de Quique Setién, que no encontró resistencia en los metros cercanos al área para demoler a un rival, salvado matemáticamente el pasado jueves, que ni siquiera pudo plantar cara aprovechando el tinte del partido. Los primeros 45 minutos ya sirvieron para que los azulgranas dejasen sentenciado el choque, con un claro 0-3, aunque el marcador podría haber sido más abultado incluso de haber tenido algo más de fortuna en el remate.

El equipo empezará a preparar el único título con el que puede salvar una temporada aciaga

El Alavés no compareció en defensa y el Barça no dejó pasar la ocasión, sobre todo con la claridad una vez más de Riqui Puig, de nuevo titular junto a Ansu Fati, lo único positivo de temporada hasta ahora, y la habitual de Messi. Desde el principio, el partido solo tuvo una dirección. En apenas un cuarto de hora, el conjunto barcelonista había amasado ya seis ocasiones claras, tres de ellas tocando los palos de la portería de un Roberto, que no pudo hacer nada ante la séptima. Messi tuvo una ‘eternidad’ para pensar en el área y enviar un balón manso a la entrada de Ansu Fati para el 0-1.

Luis Suárez, de nuevo un tanto desacertado y desconectado en ocasiones, perdonó a renglón seguido un mano a mano solo ante el portero, que le adivinó la intención, pero el 0-2 no tardó en llegar en una jugada muy similar, pero ahora con Riqui Puig asistiendo a la entrada de Messi para que el argetino anotase su gol número 24 con gran sangre fría.

El Alavés tuvo una buena opción en un contragolpe mal finalizado por Joselu para tratar de recortar distancias antes del descanso, y poco después encajó el 0-3 que ya dejaba el partido visto para sentencia. Jordi Alba entró también desde atrás en otro despiste de la zaga ‘babazorra’ y asistió a Suárez ante un cariacontecido Roberto.

Juan Ramón López Muñiz intentó buscar la reacción de los suyos con un triple cambio tras el descanso, pero sus jugadores continuaron sin apretar demasiado a un Barça que tampoco aceleró en demasía y que únicamente tuvo el contratiempo en forma de problema muscular de Lenglet. Su relevo en el campo, Nelson Semedo, se abonó al festival goleador tras otro pase de Rique Puig y el partido, marcado por el calor, fue decayendo en su ritmo. Aun así hubo tiempo para que Messi sentenciase su séptimo ‘Pichichi’ con otro remate sin demasiada oposición dentro del área, después de un centro medido de Alba desde la izquierda y amago de Suárez para que el argentino fusilara a Roberto y redondeara una victoria balsámica para pensar ya en la Champions.

Leo Messi festeja uno de los dos goles que ayer le marcó al Alavés y que le sirvieron para asegurarse, por séptimo año, el trofeo Pichichi.

Leo Messi festeja uno de los dos goles que ayer le marcó al Alavés y que le sirvieron para asegurarse, por séptimo año, el trofeo Pichichi.EFE

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